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Actualizado: 25 de mayo de 2025
Elijo los dos que me parecen más interesantes: uno porque se diferencia mucho de casi todos los cuentos vulgares europeos; y otro por lo mucho que se asemeja a ciertas leyendas cristianas; como la de San Amaro, la de otro santo, referida por el Padre Arbiol en sus Desengaños místicos, y la que ha puesto en verso el poeta americano Longfellow en su Golden Legend.
La existencia del hombre desengañado es un largo suplicio; sus días están sembrados de desengaños y sus recuerdos llenos de remordimientos.
Pero, como no hay atajo sin trabajo, de esta otra guerra, que es la industrial y comercial, nacen temerosas perturbaciones, duros padecimientos, horribles desengaños y desconsoladoras ruinas. No me incumbe explicar esto ni hacer aquí la sátira del modo de ser de las sociedades modernas.
Y movida, poco tiempo después, de sus pasiones y desengaños, y de un muy elocuente sermón que oyó por acaso al Padre Atanasio, en el convento de Capuchinos, abandonó la desastrada vida que hasta entonces había seguido y se volvió a Dios de todas veras.
Luego siguió paseando sin pararse a hacer una caricia a su hijo. Efectivamente, Tristán había sufrido aquella tarde uno de los mayores desengaños de su vida, y eso que ésta, a lo que él decía, no había sido otra cosa que una serie interminable de ellos. Su fraternal, su abnegado amigo García era un traidor como todos los demás.
Muy poeta andáis, don Francisco, amigo mío dijo doña Clara : ¿me hacéis la merced de que hablemos de otra cosa? Poeta de verdades soy cuando os admiro, hija mía, y dígoos hija, porque aunque casi soy mozo en años y negros tengo los cabellos, péinome hace mucho tiempo canas en el alma, y desengaños padezco y experiencias lloro.
Se había mantenido soltera, abominando del mundo después de ciertos desengaños de su juventud, de los que era responsable el padre de Jaime. Toda la acometividad de su carácter bilioso y el entusiasmo de su fe seca y altiva los había dedicado a la política y la religión. «Por Dios y por el Rey», le había oído decir Febrer al visitarla siendo muchacho.
A las flores he oído muchas veces gimiendo por lo bajo... ¿Tal vez entre sus pétalos el alma hay de un enamorado? ¿Tal vez las mismas flores aun lozanas reciban desengaños, y tengan de amarguras y dolores repletos los nectarios?
De aquí algunos percances y desengaños, que aguaron algo el contento con que D. Joaquín vivía, pero que a Rafaela no le importaron un comino. D. Joaquín había prestado al gobierno Imperial muy notables servicios, en premio de los cuales, le habían dado la encomienda de la Rosa y hasta se habló de que acaso le darían un título, si bien el título no llegó nunca.
Pero tantos desengaños sufrieron, que, al fin, rendidos y sin esperanza, se sentaron uno frente a otro, silenciosos, con reposo y gravedad de esfinges, y mirándose confirieron tácitamente la solución del enigma a la divina voluntad.
Palabra del Dia
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