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Santaló era muy inteligente, muy culto, y tenía voluntad. No triunfó porque ni siquiera pudo vivir. La Casualidad, que vela por los aprendices del Arte, no se cuidó de él. Los bohemios viven a pesar de los restaurantes donde suelen ir a comer y de las yácijas donde suelen ir a acostarse. Baroja dice que el triunfo literario consiste en la resistencia del jugo gástrico.

Y esperemos, por último, que, ya sea escribiendo segunda parte de Silvestre Paradox, ya sacando a relucir a otros héroes y tomando nuevos caminos y asuntos, el Sr. Baroja siga escribiendo novelas, ya que tiene aptitud para ello, y procure, sin dejar de ser realista, iluminar, hermosear y alegrar el mundo que describa con resplandores ideales.

Baroja en nuestra tierra, donde poco o nada importante se inventa desde hace tiempo, pero donde no faltan propósitos y conatos de inventar máquinas que vuelen con dirección, barcos submarinos, proyectiles apestosos que basten a ahogar ejércitos enteros con sus mefíticos miasmas, y cuadratura del círculo, y movimiento continuo, y otra infinidad de primores.

No yo, ni me lanzaré a escudriñar y a investigar si el Sr. Baroja ha intentado con su novela demostrar alguna tesis o darnos alguna lección moral, social o política.

Lazarillo de Tormes, Guzmán de Alfarache, Marcos de Obregón, Estebanillo González, el buscón D. Pablo, el donado hablador y otros personajes de la misma laya, han de haber encontrado en el reino de la fantasía y reconocido como muy cercano pariente al héroe desastrado de la novela de D. Pío Baroja.

Claro ejemplo de esto nos presta la indicada por su título al frente de este articulito. Don Pío Baroja, sin querer acaso, pensando en muchos libros extranjeros que sin duda ha leído, se ha puesto a escribir y ha escrito las aventuras de Silvestre Paradox, y ha renovado, como puede ser renovada en nuestros días, con diversos trajes, usos, costumbres y aficiones, nuestra antigua novela picaresca.

Blasco Ibáñez, ni de Camino de perfección, del Sr. D. Pío Baroja. Hoy trataré sólo de novelas escritas por autores que, como novelistas, se estrenan; de autores que agradecerán lo que yo diga, por malo y desautorizado que sea, considerándolo siquiera como anuncio.

Perseguido por sus acreedores, lleno de desengaños y abrumado por la miseria, Silvestre Paradox se escapa de Madrid y se va a Valencia. ¡Quién sabe cuántas cosas interesantes o divertidas pueden ocurrirle después! Bástenos por lo pronto que nos diviertan las que ya el Sr. Baroja nos ha contado.

Por algo entra la ciencia en la novela de don Pío Baroja; pero entra como elemento o ingrediente para divertir y burlar. Aunque sea mala comparación, es como el aliño o la sal y pimienta del guiso. Alguien censura de desordenada o de casi sin pies ni cabeza la novela de que estamos tratando. Yo considero severísima y punto menos que infundada la tal censura.

A me parece que es la misma de hace siete años, con los mismos cangrejos y todo. Y ¿qué? les digo a mis amigos . Habladme. Dadme noticias. Los académicos, ¿son inmortales todavía? Pío Baroja, ¿sigue siendo un joven escritor? Fulanito, ¿continúa con aquel hermoso porvenir ante él? Y la Fulana y la Zutana y la Mengana, ¿es que son todavía unas jóvenes y hermosas actrices? Habladme de política.