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Actualizado: 13 de junio de 2025
A ella, con la turbación y desasosiego, se le cayó el tafetán con que traía cubierto el rostro, y descubrió una hermosura incomparable y un rostro milagroso, aunque descolorido y asombrado, porque con los ojos andaba rodeando todos los lugares donde alcanzaba con la vista, con tanto ahínco, que parecía persona fuera de juicio; cuyas señales, sin saber por qué las hacía, pusieron gran lástima en Dorotea y en cuantos la miraban.
Comparadas estas pruebas entre sí, ponen en claro que el señor de la Pinilla fué á la casa de Pérez, guardada por suizos; pidió á los mismos guardas entrada, é iba desarmado, pues los pistoletes en la posada se encontraron, no en la persona. Perspicaz sería el juez que con tales indicios descubrió intento de asesinato y prevenciones de huída.
Un día el general descubrió con sorpresa, al hablar del sistema colonial inglés, que Mendoza pensaba exactamente igual que él sobre esta cuestión. Verdad que el mismo general había emitido su opinión, hacía algunos días, delante de aquél; pero ya no se acordaba. Este chico se dijo es más de lo que parece.
No puedo imaginar como ha llevado Mercurio estos poetas en su lista. Yo fui, respondió Apolo, el engañado; Que de su ingenio la primera vista Indicios descubrió que serian buenos Para facilitar esta conquista. Señor, repliqué yo, crei que agenos Eran de las deidades los engaños, Digo, engañarse en poco mas ni menos.
No contento con esas armas de juguete, consiguió que el capitán de un buque inglés, anclado en el puerto, le proporcionara un capacete, una espada y una armadura; se descubrió su proyecto, y corrió por la ciudad el rumor de que se habían conjurado los esclavos para rebelarse, siendo esto causa de que el populacho enfurecido asesinara á muchos cristianos.
Sin esperar mas noticia, se puso en movimiento para buscar al enemigo, y á poco rato descubrió que ocupaba la eminencia, haciendo ostentacion de sus banderas, que tremolaban incesantemente: demostracion que acompañaban de una continuada y confusa griteria, pero no tardaron en desamparar aquel puesto, para subir á otro mas eminente, donde se hallaba el grueso de sus tropas.
Esto no sería fácil averiguarlo, pues en aquel momento descubrió Ah-Fe el secreto del cerrojo y pudo abrir la puerta, coincidiendo esto con el ruido de pasos que se oía en la escalera. El chino no apresuró su salida, sino que cargando pausadamente con el cesto, cerró con todo cuidado la puerta tras de sí, y penetró en la espesa niebla que se cernía impenetrable por la calle.
Luego, con la misma celeridad, la descalzó, y descubrió un pie de nieve y de marfil, hecho a torno, y vio en él lo que buscaba; que era que los dos dedos últimos del pie derecho se trababan el uno con el otro por medio con un poquito de carne, la cual, cuando niña, nunca se la habían querido cortar, por no darle pesadumbre.
El capellán descubrió primero en ella una ser humano que parecía un ángel, y el hombre acabó por enamorarse de una mujer angelical, pero mujer al fin.
Sin querer acercarse a la ciudad, y apartándose de los senderos, descubrió por fin, en el flanco de la montaña, una gruta escondida entre malezas y arbustos. Había en su interior una mesa hecha de ramas de alcornoque sin descorchar, un tintero de raíz de naranjo, un taburete, un azadón y varios cacharros hundidos en el lodo.
Palabra del Dia
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