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Luz tenía diez y ocho años cuando su madre se decidió a sacarla para siempre de su escondrijo. A ésta le remordía algo la conciencia, por parecerle demasiado larga la prisión; a la prisionera le daba lo mismo irse que quedarse, si es que no prefería aquella vida de invernadero en que se había desarrollado, a las intemperies de un mundo que desconocía.

¡Ah!, ¿eres ? dijo una de las conspiradoras. Me parece que , Clarita respondió Rafael. Es que hace tanto tiempo que no te veo, que ya te desconocía. Me parece que estás avejentado. ¿Cómo has podido separarte de tus extranjeros?

Bien, prendámosle en el cuarto del príncipe. ¡Señor! exclamó completamente desconcertado por aquella salida del rey, Lerma. , , volvámosle su oficio al ayuda de cámara del príncipe don Felipe. Pues cabalmente eso es lo que el duque desea. Pues porque lo desea, y para que nos deje en paz, concedámoselo; mandad extender la provisión y traédmela al momento al despacho. Lerma desconocía al rey.

Con no ser nada escrupulosa la Reina Isabel, sentía repulsión por un hombre que de tal manera se servía de los secretos de su amo: no había sido bastante la carta autógrafa de Enrique IV para acordarle audiencia, ni se la había dado el Lord tesorero, teniéndolo desde un principio, naturalmente, por enemigo político y antipático agente, bien que no desconocía ser muy capaz para su intento . La insistencia del favorito Conde alcanzó, no obstante, que franqueara Pérez las puertas del palacio real, favor seguido de pensión anual de 130 libras , dejando al tacto y la imaginación del insinuante emigrado mostrar su reconocimiento y hacerse agradable á Isabel con la relación de aventuras galantes y cuentos de la corte de España .

CIRILO. ¡No...! Pero los soldados que pasaron en las primeras líneas los meses más rudos conservaron la rudeza de su precaria existencia. No saben hablar a las mujeres, y alguno hubiera podido agraviarla... LEONIE. ¡Bah! ¡Figúrate ...! ¡Precisamente en mi oficio...! CIRILO. Desconocía su oficio, como usted dice. Suponía que usted era el ama de gobierno de una señora anciana... su lectora...

Pues la cocinera m'a dicho que la señorita ha sío cómica, que una vez la vio de trabajar, pero que ahora está desconocía, porque está muchísimo más guapa; y que fuera de Madrid tomó relaciones con un señor y se casó; pero algunos dicen que no están casaos, y que por eso no la quién ver sus tíos, que son estanqueros; y otros dicen que ella es la que no le da la gana de ajuntarse con ellos, porque le da vergüenza de que son gente ordinaria; y me extraña, porque la señorita es buena.

Y no por eso desconocía los peligros a que se hallaba expuesto, penetrando con su espíritu por medio de hondas e inexploradas tinieblas en busca de nuevas verdades.

Cierto es que se ha dicho haber sido Racine el único, entre los poetas dramáticos franceses más antiguos, que desconocía por completo á los españoles, ó en cuyas obras, por lo menos, no se nota señal alguna de esa influencia.

Iriberri me dijo que la urca en donde navegó mi tío se llamaba El Dragón y que era de una Sociedad franco-holandesa, y me dió tales detalles, que quedé convencido. Según él, mi tío, si no se había escapado o no había muerto, seguiría en presidio. Su final lo desconocía, pero era indudable que mi tío, después de andar en algún barco negrero o pirata, había sido preso.

El maestro tenía por vecinos de mesa á los grandes personajes venidos de la capital. Pero lo había hecho sentar al alcance de su voz y de sus ojos, y hasta levantó su copa una vez mirando a Pierrefonds. ¡A la salud de mi heroico compañero!... ¡Simpático maestro! ¿Cómo no quererle?... Su alma desconocía la injusticia. Al llegar la hora de los brindis, hablaron como una docena de señores.