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Actualizado: 25 de junio de 2025
Y poseído de súbita consideración por los combatientes, quería deslumbrar al alemán con el relato de las batallas políticas allá en su provincia, tenaces encuentros revólver en mano, sin otros testigos que los peones, que disparaban también; desafíos gauchescos, jamás terminados sin sangre. El belga había acaparado a Maltrana en un rincón.
Su abandono arrastraba consigo la cobardía y la degradación. Conocía mejor que sus parientes la biografía de los grandes duelistas y gens des armes de París. Podía describir con pelos y señales los desafíos que habían tenido y la gravedad de las heridas. En cuanto se anunciaba un asalto entre dos maestros, por ejemplo Jacob y Grisier, ya estaba nuestro caballero excitado.
Había sido diputado dos veces y había hecho una interpelación al gobierno sobre un atropello de un alcalde-corregidor. Tendría el conde de Genazahar treinta y tantos años; era buen mozo y lo sabía, y se jactaba además de tremendo en paz y en lides, en desafíos y en amores.
LOS DESAFÍOS Y EL M
Ya veis, don Federico dijo Rafael , que esa leyenda popular arregla desafíos a medianoche y crea duques a pedir de boca. Calla por Dios, Rafael dijo la condesa , y déjanos esta creencia, pues me gusta esa etimología. Sí respondió Rafael ; pero el duque de Alba no le agradecerá a tu madre la ilustración que quiere darle. Ahora veréis lo que hay en el asunto.
Volvió a mirarlo don Quijote, y vio que así era la verdad; y, alegrándose sobremanera, pensó, sin duda alguna, que eran dos ejércitos que venían a embestirse y a encontrarse en mitad de aquella espaciosa llanura; porque tenía a todas horas y momentos llena la fantasía de aquellas batallas, encantamentos, sucesos, desatinos, amores, desafíos, que en los libros de caballerías se cuentan, y todo cuanto hablaba, pensaba o hacía era encaminado a cosas semejantes.
No faltan en ellas, sin duda, extrañas aventuras, desafíos, serenatas á la luz de la luna, grutas misteriosas, en las cuales se pronuncian oráculos, y castillos antiguos, rodeados de jardines solitarios; pero todos estos estímulos románticos, y alguna que otra escena importante, no bastan para hacernos olvidar sus defectos y su falta de arte, genuinamente dramático.
Este arreo campestre y el látigo con que venía azotando suavemente las ramas de los arbustos demostraba que había llegado a caballo. Los jóvenes dependientes, al verle, quedaron petrificados de respeto y admiración. Juanito era miembro del club de los Salvajes, y en calidad de tal solía ponerse el frac todas las noches; tenía queridas, caballos, desafíos y deudas, y pronunciaba mal las erres.
Acicalado, perfumado y siempre de veinticinco alfileres, aunque bizarro militar, tenía más trazas de Cupido que de Marte. No creo que tuviese ilusiones, ni que soñase, como su amigo el doctor. Don Jaime iba al grano. Buen mozo, audaz y discreto, había tenido ya varios éxitos ruidosos con damas elegantes, y tres o cuatro desafíos, en los que siempre había quedado vencedor.
Poco tiempo después murió también la esposa de Melgarejo, doña Luísa Maldonado, pero de su entierro, cuando nada dicen las relaciones antiguas, prueba que debió de no revestir la pompa y solemnidad que el de la famosa Dorotea. DESAFÍOS Y RI
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