Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !

Actualizado: 25 de junio de 2025


Mas en su decadencia, las tres damas no podían pasarse sin perro: y es fama que un día, viniendo doña Paz de visitar á sus amigas las Carboneras, al pasar por la Puerta del Sol, vió á un hombre que vendía unos falderillos de pocos días. Acercóse con emoción y cierta vergüenza, pagó uno con ocho cuartos y se lo llevó bajo el manto.

Sobre el atril permanecían abiertos varios cuadernos de música manuscrita. Al ver que Lubimoff se fijaba en ellos, el pianista hizo un gesto desesperado. Era grande su pobreza: tenía que dar conciertos para vivir, se veía obligado á estudiar obras nuevas. Habló de estos trabajos como si representasen la más cruel imposición de la realidad, la mayor decadencia de su vida.

Así pasaba los días en sabroso comercio con lo desconocido, lo mismo en la época de su apogeo que en la de su decadencia. Estos tres ángeles caídos llevaban una vida monótona y triste. Su casa era la casa del fastidio. Parecía que las tres se fastidiaban de las tres, y cada una de las demás. Nos hemos olvidado de otro importante inquilino.

Esos siglos que os pintan como de grandeza y bienestar son justamente los más malos de nuestra historia, la causa de la decadencia española, el principio de todos nuestros males. ¡Alto ahí, Gabrielillo! dijo el Vara de plata . sabrás mucho, has viajado y leído más que yo, pero eso no cuela.

Estamos en un período de gran florecimiento. ¿Cómo puede encontrarse en decadencia un país que produce grandes hombres bastantes para emplear a cien escultores diarios? Pero luego me asaltó la idea de que, si España dejase de producir grandes hombres repentinamente, esos cien escultores no iban a morirse de hambre.

La vista ejercitada, al comparar este período con el precedente, lo considerará de decadencia y degeneración, y el historiador, para ser fiel á su propósito, debe también separarlos.

Y no sólo lo fue por su material predominio, descubrimientos, conquistas y extensión territorial de su imperio, el mayor que ha habido nunca, sino por la excelencia en las artes de la paz y de la guerra, de los ilustres varones que entonces produjo. Nuestra decadencia fue rápida. Los autores que han procurado explicar sus causas no me satisfacen.

Compraré un hermoso castillo en Turena y haré quitar de él todos los espejos. De todas formas, tendrás los ojos de tu amante para mirarte en ellos. LA CHOUTE. ¡Quita de ahí...! De hoy en adelante no tendré ya enamorado. Temeré deducir de su actitud los progresos de mi decadencia.

Pues allí lo tiene usted, en aquel rinconcito. ¡Qué loca eres, Pepita! exclamó Joaquinita, riendo también. En el rincón que señalaba con la mano había una mesilla, y sobre ella una botella de agua con algunos vasos. En nuestros buenos tiempos, poníamos azucarillos. Era el siglo de oro de la casa de Anguita. Ahora, hijo mío, estamos en plena decadencia.

No me hago peor de lo que soy; pero si los demás no tienen la conciencia de mi decadencia, yo la tengo, indestructible. Este sentimiento disputaría la vida a la fe. Ante la tumba de la hermana de usted, cuando usted se hallaba lejos, cuando no sabía lo que sucedería entre nosotros, pensé en unirme a usted con un sentimiento fraternal. Ahora veo que aun esto nos está prohibido.

Palabra del Dia

vorsado

Otros Mirando