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Actualizado: 17 de julio de 2025


El primer consejo que le dió el personaje fué el siguiente: «tanto para que te presentes con la debida decencia en los sitios que deseas ver, como para quitar todo motivo á las burlas de la gente, debes vestirte á la moda, porque, amigo mío, dum Roma fueris ... lo que sigue».

Se observa bastante analogía en los efectos de uno y otro para no dejar de reconocer la presencia de una misma sustancia; en uno y otro hay sin embargo bastantes particularidades para dar la debida importancia á las que pertenecen á cada uno de los dos.

El conocimiento de la cosa que resulta de la debida aplicacion de los sentidos es el que llamamos experiencia, fuente fecundísima de la mayor parte de las verdades que alcanzan los hombres. Los errores que se cometen en esto, y se quieren dorar con el especioso título de la experiencia, se explicarán mas adelante.

Primero veré yo puestas por tierra Estas flacas murallas, y este nido Y cueva de ladrones abrasado, Pena que justamente le es debida A sus continuos y nefandos vicios. Será nunca acabar si respondemos, Dexalos ya, Pedro Alvarez, amigo, Que ellos se cansarán; y dime agora Si todavia piensas de huirte. Y cómo? En qué manera? Por tierra, Que no puedo de otra suerte ni otro modo.

MÁXIMO. Está mal. Sin duda te has distraído. ELECTRA. No ponéis la atención debida... una atención serena... MÁXIMO. Es que mientras hacéis los cálculos, estáis pensando en las musarañas. Y hablando de toros, de teatros, de mil tonterías. Así sale ello. GIL. Rectificaré las operaciones. MÁXIMO. Mucho tino, Gil.

En cuanto a la madre era una esposa y una madre en la más elevada acepción de las dos palabras: ni matrona, ni jovenzuela; de pocos años, pero con una madurez y una dignidad perfectas apoyadas en el sentimiento bien comprendido de su doble papel; hermosos ojos en un rostro indeciso; mucha dulzura en su gesto mezclada con cierta expresión sombría, debida acaso al constante aislamiento; porte gentil y maneras elegantes.

Sus síntomas, que recuerdan la accion nerviosa grave del arsénico, no son el efecto directo de una accion especial sobre el sistema nervioso, sino de una perturbacion funcional, debida á un esceso de sensibilidad, de tal manera, que se podria atribuir á la manzanilla una ataxia benigna, mientras que la maligna es propia de arsénico.

Tomó la debida posición en la silla, pero todavía se detuvo un momento, para decirme con su eterna sonrisa: ¡Hasta la vista, Rodolfo Raséndil!

Corriente le dije yo, no sabiendo cómo armonizar mis escrúpulos con sus impaciencias ; pero después de declarar, para la debida inteligencia, que yo tomo el caso en el punto mismo en que usted le puso y le dejó esta mañana. Declarado y entendido... ¡Adelante ahora! Me dijo usted entonces, metido en la injustificada aprensión de que iba a morirse pronto... y Dios no lo confirme.

Y se dispuso á saltar la barrera sin pasar por la debida puerta, mientras el P. Camorra se deshacía en protestas temiendo que Ben Zayb tuviese razon. ¿Y cómo no, señor? contestó el americano; ¿pero no me rompa nada, estamos? El periodista estaba ya sobre el entarimado. ¿Permite usted? decía. Y sin aguardar el permiso, temiendo que Mr.

Palabra del Dia

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