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Había levantado su rebenque sobre un peón recién entrado en la estancia, y éste le acometió cuchillo en mano. Madariaga se defendía á latigazos, convencido de que iba á recibir de un momento á otro la cuchillada mortal, cuando llegó el francés y sacando su revólver dominó y desarmó al adversario. ¡Gracias, gabacho! dijo el estanciero, emocionado . Eres todo un hombre y debo recompensarte.

Y, sin embargo, doña Juana le amaba con toda su alma; desde el momento en que le vió guardó su recuerdo, reposó en él, acabó en fin, por enamorarse; pero pura, y digna, y acostumbrada á las rígidas prácticas del convento, guardó su amor dentro de su alma, le combatió, le dominó si no le venció, y ni el mismo hombre amado pudo apercibirse de él, ni aun el confesor tuvo noticia alguna.

¿A las máscaras? No hay remedio, tengo un coche a la puerta. ¡A las máscaras! Iremos a algunas casas particulares, y concluiremos la noche en uno de los grandes bailes de subscripción. Que te diviertas; yo me voy a acostar. ¡Qué despropósito! No lo imagines; precisamente te traigo un dominó negro y una careta. ¡Adiós! Hasta mañana. ¿Adónde vas?

En tanto, la idea que tanto combatieron los unitarios al principio, y que llamaban una traición a la patria, se generalizó y los dominó y sometió a ellos mismos, y cunde hoy por toda la América y se arraiga en los ánimos.

Su propia voz la entusiasmó, sintió escalofríos, y ya no pudo hablar: se doblaron sus rodillas, apoyó la frente en la tierra. Un espanto místico la dominó un momento. No osaba levantar los ojos. Temía estar rodeada de lo sobrenatural. Una luz más fuerte que la del sol atravesaba sus párpados cerrados.

Todos los días lo mismo: amaestrar hombres para que se muevan de este modo o el otro, jugar al dominó o al billar en un café, pasear el uniforme o echar un sueño en el sillón del cuarto de banderas.

Y en aquel momento comprendió que la quería de veras. No, no era sólo la atracción de lo misterioso y anormal; era que aquella mujer se le había metido en el alma. Hizo un esfuerzo por serenarse, dominó la impresión que sentía, y dijo: Pues bien; sólo dos cosas deseo saber ahora; primera: ¿cree V. que Julia quiere todavía a D. Javier? Me parece demasiado altiva, demasiado digna...

Preciso fue decirle que nada se sabía de aquello, y ella dominó de repente su dolor, poniéndose a dar órdenes para marchar a Madrid aquel mismo día, en aquel mismo momento; órdenes secas, lacónicas, terminantes, crujidos de su dolor inmenso que aguijoneaba la impaciencia... El correo pasaba a las cuatro, y necesitaban dos horas de coche para llegar a la primera estación de la vía férrea.

Otra mujer en mi caso, aun pensando esto mismo que yo pienso, huiría por no atreverse a quedárse; pero a no me espanta la fiera, y ya verás cómo la domino.

La noche no dejó de tener tampoco algún contratiempo para . Yo me había llevado la querida de otro; en justa compensación otro se había llevado mi capa, que debía parecerse a la suya, como se parecía mi dominó al del desventurado querido. Ya estás vengado exclamé, ¡oh, burlado mancebo!