Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !
Actualizado: 23 de junio de 2025
Saberlo Belinchón y escribirle una carta ofreciéndole su casa, fué todo uno. El Duque rehusó, como era natural, dándole gracias muy expresivas.
Que procurase comprender lo que pudiese haber en aquello, y que le avisase. Es necesario confesar dijo la de Lemos, poniendo otra vez la carta en el torno y dándole vuelta que á veces mi padre está bien servido. ¿Seréis franca conmigo, prima? dijo la abadesa después de haber tomado la carta y de haberla guardado. ¿Y por qué no he de serlo? ¿Creéis acaso que yo tenga algún secreto?
Apenas dijo estas últimas palabras Sancho, cuando volvió a sonar la música de las chirimías y se volvieron a disparar infinitos arcabuces, y don Quijote se colgó del cuello de Sancho, dándole mil besos en la frente y en las mejillas.
Salió Babuco dándole la mano, y le dixo: ¿Es posible, señora, que os hayais tomado tanto trabajo por un hombre que no quereis, y que tanto teneis por que temer? ¿Cómo es eso que no le quiero? replicó la dama: sabed que mi marido es el mejor amigo que tengo en este mundo, y que sacrificaré por él todo quanto tengo, como no sea mi amante; lo mismo que hiciera él, ménos sacrificar á su querida.
El más joven de ellos, un chico de diez y seis años, al verle con la bandeja colmada y dispuesto a marcharse, se fué por detrás, y dándole un manotazo hizo saltar todos los mendrugos, que cayeron esparcidos por el suelo.
Pero sus ojos, unos ojos de estudio, con la pupila mate, grandes, asombrados y miopes, se refugiaban detrás de unas gafas de gruesos cristales, dándole un aspecto de hombre pacífico.
«Todavía al cabo de más de un siglo dice la nota del XVIII, copiada por D. Juan Gualberto Gonzalez, andan de boca en boca las graciosísimas ocurrencias por los sermones esparcidos, satíricos, estravagantes ó grotescos, con citas oportunas, aunque estupendas, de los sagrados textos, en que se descubre un buen ingenio y el don de aproximar las ideas que parecían más remotas, dándole ocasión las más de las veces el mero sonido de las palabras, que interpretaba á su manera.»
Y lo primero que hizo fue estirarse todo el cuerpo, y luego se fue donde estaba Rocinante, y, dándole dos palmadas en las ancas, dijo: -Aún espero en Dios y en su bendita Madre, flor y espejo de los caballos, que presto nos hemos de ver los dos cual deseamos; tú, con tu señor a cuestas; y yo, encima de ti, ejercitando el oficio para que Dios me echó al mundo.
»Uno hay contestó con emoción; si ama usted a Carlos, si se siente capaz de arrostrar por él la cólera del señor Duque, el desprecio del mundo, las desgracias, la miseria quizás. »Estoy pronta. »¡Pues bien! Yo hago mal, sin duda, dándole semejante consejo... Pero, piensa usted en matarse, y es necesario salvar su alma...
El Arcediano, en cuanto calló el órgano, como quien quiere interrumpir una broma con una nota seria, leyó la epístola de San Pablo Apóstol a Tito, capítulo segundo, dándole una intención que no tenía.
Palabra del Dia
Otros Mirando