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Actualizado: 8 de junio de 2025
Los PP. Strobl y Querini, que estaban al cargo de la nueva doctrina, no tenian práctica, y talvez faltaban de conocimientos en el arte de curar, y ya se habian visto en conflicto en algunos casos que se habian ofrecido de prestar su auxilio á los enfermos.
Sí... digo, no: están buenos. Pero a mí me atormenta la idea de que se mueren... ¡Ay, Nina de mi alma, no puedo echar esta idea de mí! No hago más que llorar y llorar... Ya lo ve usted... Ya lo veo, sí. Pero si es una idea, haz por quitártela de la cabeza, mujer. A eso vengo, señá Benina, porque desde anoche se me ha metido en la cabeza otra idea: que usted, usted sola, me puede curar. ¿Cómo?
Pues bien prosiguió don Fermín nosotros necesitamos toda la verdad; no la verdad fea sólo, sino también la hermosa. ¿Para qué hemos de curar lo sano? ¿Para qué cortar el miembro útil?
Entonces uno de los Padres Misioneros echó de ver que aquel no era mal que se había de curar sino con el remedio de algún extraordinario auxilio de la Divina Misericordia.
No bastaba una conferencia para curar un alma, ni acudir con enfermedades viejas y descuidadas era querer sanar de veras. De todo esto se deducía racionalmente, aparte todo precepto religioso, la necesidad de confesar a menudo. No se trataba de cumplir con una fórmula: confesar no era eso.
«Para curar el garrotillo no hay mas que raspar la corteza del arbusto Tagum y aplicar á la parte dolorida y se sanara. «Para picadura de cien piés no hay mas remedio eficaz como coger cogollos del arbusto Anmamali y después de calentar un poco en el fuego aplicarlo en la picadura.
Pero si fuere una enfermedad del alma la que tengo, entonces me pondré en manos del único Médico del alma; él puede curar ó puede matar según juzgue más conveniente. Haga conmigo en su justicia y sabiduría lo que crea bueno. Pero ¿quién eres tú, que te mezclas en este asunto? ¿Tú, que te atreves á interponerte entre el paciente y su Dios? Y con ademán furioso salió á toda prisa de la habitación.
Yo soy siempre cruel con el cobarde, más no hace caso ¡por Dios! de los poetas: somos locos enfermos de la vida y es que para curar nuestro pensar suicida la sociedad no encuentra una receta. ...................................... Tenéis derecho a vuestra dicha de hoy; pues que es la libertad a cambio de amor.
Y el Cojuelo le fué a la mano, diciendo: Déjame, don Cleofás, responder a mí, que soy español por la vida, y con quien vengo, vengo ; que les quiero con alabanzas del Rey de España dar un tapaboca a estos borrachos, que si leen las historias della, hallarán que por Rey de Castilla tiene virtud de sacar demonios, que es más generosa cirujía que curar lamparones .
No se le puede negar mucha sabiduría y buen deseo, pero tiene la desgracia de no fijarse en nada de lo que le dicen, y por eso no da casi nunca en el clavo. ¿Quiere usted decirme, Isidorito, cómo es posible que acierte a curar un hombre que cuando el enfermo le está contando lo que padece se pone a tajar un lápiz o a tocar el tambor con los dedos? ¡Usted no sabe lo que yo he sufrido por su causa! ¡Que Dios no le tome en cuenta el mal que me ha hecho!
Palabra del Dia
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