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Actualizado: 18 de junio de 2025


Metió tanto el brazo, que al salirse de entre los cuernos todavía le alcanzó el roce de uno de éstos, enviándolo tambaleante a algunos pasos; pero quedó en pie, y la bestia, tras loca carrera, fue a caer en el extremo opuesto de la plaza, quedando con las piernas dobladas y el testuz junto a la arena, hasta que llegó el puntillero para rematarla.

33 Y pondrá su mano sobre la cabeza de la expiación, y la degollará por expiación en el lugar donde se degüella el holocausto. 34 Después tomará el sacerdote con su dedo de la sangre de la expiación, y pondrá sobre los cuernos del altar del holocausto; y derramará toda la sangre al cimiento del altar.

7 Y pondrá el sacerdote de la sangre sobre los cuernos del altar del incienso aromático, que [está] en el tabernáculo del testimonio delante del SE

¡No te acerques á la Parda, que es muy traidora! ¡Veréis, veréis la Garbosa cómo empieza á hacer de las suyas; ya le está metiendo los cuernos por el vientre á la Salia! Y no sólo los pequeños, sino también los grandes de la aldea rodeaban el rebaño y daban su opinión con voz sorda y ademán recogido y suficiente, no á gritos descompasados como la plebe menuda.

No había quien se lo discutiese al Lobato; lo había oído mil veces, y dudar de esto era llamarle embustero, exponiéndose a sentir el peso de sus manazas. Y así como cantaban los reptiles, hablaban los toros; sólo que él no había llegado a penetrar todos los misterios de su idioma. Eran a modo de cristianos, aunque andaban a cuatro patas y tenían cuernos.

Representóse la Vida de San Antonio, y cuando la obra merecía aplausos, gritaban ¡víctor! ¡víctor! todos los espectadores, habiéndoseme dicho que tal es la costumbre del país. Me llamó la atención que el demonio no se diferenciaba en nada de los demás actores, si se exceptúan sus medias encarnadas y dos cuernos que llevaba en la cabeza. La comedia, como todas, se dividía sólo en tres actos.

El animal no se movía, pero levantaba la cabeza con estos gritos, lejanos recuerdos de un país que no volvería a ver. «¡CoronelHasta que, volviendo la cabeza, vio a un hombre que le llamaba desde la barrera, y le acometió en línea recta. Pero en mitad de la carrera refrenó el paso y se aproximó lentamente, hasta tocar con sus cuernos los brazos tendidos hacia él.

10 El que lleva en cautividad, va en cautividad; el que a cuchillo matare, es necesario que a cuchillo sea muerto. Aquí está la paciencia y la fe de los santos. 11 Después vi otra bestia que subía de la tierra; y tenía dos cuernos semejantes a los del Cordero, mas hablaba como el dragón.

El maestro, plantando su muleta ante los ojos del toro, fue echando atrás tranquilamente con la punta de la espada los palos de las banderillas que le caían sobre el testuz. Iba a «descabellarlo». Apoyó la punta del acero en lo alto de la cabeza, buscando entre los dos cuernos el sitio sensible.

15 Y el altar, de cuatro codos, y encima del altar, cuatro cuernos. 18 Y me dijo: Hijo de hombre, así dijo el Señor DIOS: Estas son las leyes del altar el día en que será hecho, para ofrecer sobre él holocausto, y para esparcir sobre él sangre. 21 Tomarás luego el becerro de la expiación, y lo quemarás conforme a la ley de la Casa, fuera del Santuario.

Palabra del Dia

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