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Actualizado: 22 de mayo de 2025
Pero a poco rato perdió el estrecho sendero que había seguido hasta entonces, y que habían formado las pisadas de los pastores. El terreno se cubría más y más de maleza, de matorrales altos y espesos: era imposible seguir en línea recta; no se podía andar sin inclinarse alternativamente a uno u otro lado.
Antes de servirse el primer plato surgieron protestas. Se negaban algunos pasajeros a sentarse, mirando iracundos la bandera que cubría con intrusos colores el montón de platos de su cubierto. Querían la suya, la de su país.
La inocencia era tercera sin saberlo, y su pureza cubría aquel amor culpable, de igual suerte que el inmaculado manto de nieve puede ocultar el sucio estercolero. Una sensación, por mitad indignación y repugnancia, estremeció el alma del cura, y como el mal no engendra sino males, sus labios murmuraron involuntariamente esta blasfemia: «¡Oh, madre; tú también puedes llegar a ser ídolo falso!»
Nada podía ver, pues la obscuridad lo cubría todo, pero yo sabía que era una tropa de cosacos que recorría la frontera. Entonces cerré los ojos y soñé: un grupo de jinetes avanza; a su cabeza viene el hijo del Rey, rubio y magnífico, sobre su blanco palafrén.
Periódicamente, una mitad de ella chocaba con la otra mitad; se mataban por esclavizarse en la cubierta movediza, flotante sobre el abismo; pugnaban por echarse unos á otros fuera del buque; la estela de la nave se cubría de cadáveres.
El rubor cubría las mejillas de la señora Liénard, sus labios sonreían y brillaban sus ojos con luces del alba, pero no podía articular ni una palabra. Por única respuesta, con gentil movimiento de gratitud tendió sus dos manos a Delaberge, quien las guardó un momento entre las suyas. No prosiguió diciendo.
La bandada que formaban era más grande que cuanto pueden abarcar los ojos en el espacio visible, y cubría la luna y las estrellas, como cuando el firmamento se llena de nubes. «A prisa, á prisa, caballeritos, que va á ser de día dijo uno, y el Abuelo nos va á reñir si llegamos tarde. No valen nada los Nacimientos de este año.... ¡Cuando uno recuerda aquellos tiempos...!»
Por un paseo de árboles cuya vitalidad no honraba á la administración colonial, Tragomer entró en la población precedido por el guía. Como hacía buen tiempo, una espesa capa de polvo cubría el camino, que en la época de las lluvias debía convertirse en un río de cieno. Á uno y otro lado se veían algunas tiendas poseídas por expenados y que ofrecían á la población objetos de utilidad ó de lujo.
En la calle de las Sierpes, arteria principal de Sevilla y centro de su comercio elegante, se había colocado un toldo que la cubría toda. Gracias a él podía transitarse cómodamente por ella. Los casinos y cervecerías, en que abunda, estaban abiertos todos, y los transeúntes comunicaban con los de adentro libremente.
Pero en fin ... esta niña ... pregunté yo con una rudeza en que había mucho de curiosidad. Carmen no respondió; se cubría el rostro con las manos y sollozaba. ¡Ah! entiendo, señor cura, continué; entiendo: y ya era tiempo, porque la suerte de ese infeliz amante me iba afligiendo de una manera...
Palabra del Dia
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