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Actualizado: 4 de julio de 2025
La cuadra se llenaba de sombra; pero la hija del escudero no tardó en presentarse, protegiendo con su mano las llamas de un dorado velón, y alumbrada ella misma como imagen entre cirios. En pocos años, la letárgica mansión habíase convertido en la más visitada y rumorosa de Avila del Rey.
Desde Pamperigouste tenía que verse el humo... Pues bien, mientras en la cuadra le preparaban este magnífico recibimiento, ¿saben lo que hacía Tistet Védène?
Ese cobertizo es el gallinero; el que le sigue, leñera, y este otro de enfrente con honores de casita con la mitad de la panza fuera del cercado, cuadra y pajar... Después os enseñaré la planta baja y el piso alto y hasta los desvanes, para que os vayáis orientando dentro del venerable palomar de Peleches.
Teresa y su hija, rendidas por el llanto, agotada la energía después de tantas noches de insomnio, habían acabado por quedar inertes, cayendo sobre aquella cama que aún conservaba la huella del pobre niño. Batistet roncaba en la cuadra, cerca del caballo enfermo.
Se decía que había disparado sobre un criado sólo porque le había abierto una carta, y que en varias ocasiones había cogido a los niños que se atrevían a hacerle muecas en la calle, los metía en la cuadra, los desnudaba y los azotaba cruelmente con las correas del freno de su caballo.
Tantas cosas hizo, que a la postre el bueno del Papa, que se sentía envejecer, le confió el cuidado de vigilar la cuadra y llevar a la mula su ponche de vino a la francesa; lo cual movía ya a risa a los cardenales. Tampoco era esto cosa de risa para la mula.
Ambos sentían aversión por el sonido articulado, sobre todo Piscis, y escatimaban su empleo. Mas a Pablito lo mismo le daban ya pitos que flautas. Hombre, Piscis... ¡tengo una pereza!... ¿Quieres hacerme el favor de ir a la cuadra y decirle a Pepe que le dé otra untura de aceite al Romero? Yo se la daré respondía con semblante fosco Piscis.
Disparó don Pedro una imprecación, y bajó de dos en dos las escaleras. Primitivo y Julián le seguían. En la cuadra, el pastor, adolescente de cara estúpida y escrofulosa, confirmó la versión del cazador.
Hacía ya cerca de un mes que no salía a caballo ni en coche, y no pasaba en la cuadra más de una hora todos los días. Piscis se hallaba consternado. Venía diariamente a buscarlo, pero en vano. Mira, Piscis, hoy tengo que limpiar los estribos de plata, no puedo salir. Mira, Piscis, tengo que ir a cobrar una letra por encargo de papá. Mira, Piscis, la Linda está con torozón y no se la puede montar.
Velasco silbó tres veces muy quedo y pronunció en seguida una palabra incomprensible. La puertecita abriose, y entraron. Estaban en una cuadra angosta y profunda. Hacia la derecha, pequeño aras marmóreo, cubierto de una piel de cordero, se diseñaba con misterioso claroscuro.
Palabra del Dia
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