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Actualizado: 4 de julio de 2025


Pero usted valsa como nadie... Yo no podría valsar con otro después de haber valsado con usted. Y bien, señorita, la cuenta es muy sencilla, bailemos todos los valses... ¡Oh! ¿Y los compromisos?... me dijo con cierta petulancia altiva. Es muy sencillo: los viola usted le repliqué con igual tono. ¡Me cuadra! Está hecho el trato.

Don Luis sortó el novillo por divertirse, sin hacer daño a nadie. Lo demás jué una desgracia. Y por altivez, no decía que era él quien había metido en la cuadra al animal, librando a la pobre gitana de las astas que removían feroces sus ropas.

Después que desensilló la mula, se sentó en la puerta con el indio y se pusieron a charlar, cuando apareció, como a una cuadra, el viajero silencioso. Ahí viene D. Juan en la baya dijo el indio viejo. ¿Y quién es ese D. Juan? preguntó D. Salvador con una curiosidad mezclada de ironía. D. Juan Amachi, mi compadre, un indio viejo de Paucartambo.

Era para darle de palos y mandarle a la cuadra. Pero al mismo tiempo... ¡cuán sencillo y generoso!

El mancebo se contuvo y envainó la hoja de golpe, mientras el criado examinaba su propia sangre en los dedos. No bastaba que fuese yo el desheredado, el estorbo, el hijo maldito, sino que agora les es permitido a los criados de mi hermano hacer mofa de rugió el segundón, mirando de hito en hito a su padre y recorriendo a trancos la cuadra.

La pena de muerte no existe en el país; el régimen civil y penal es bastante sencillo y filosófico; y en las costumbres oficiales se nota una simplicidad, una modestia que cuadra muy bien con las costumbres privadas de los Alemanes.

La silla avanzaba. Por fin, después de largo lapso de tiempo, difícil de apreciar, se detuvo. Ramiro, al descender, hallose en una cuadra ruinosa y obscura. La anciana vendole los ojos con negra tira de lienzo y, tomándole de la mano, comenzó a conducirle a lo largo de algún corredor subterráneo, a juzgar por el frío que sentía en las espaldas y el olor terroso del ambiente.

Casilda tembló como sacudida por aquel acento imperioso, y luego repuso: Sucede, señor, que muchos de estos caballeros que aquí vienen, acabada la visita, se juntan abajo en secreto, en una cuadra vecina de aquella en que yo guardo mi cofre; y encienden lumbre, y dicen palabras contra el Rey y hablan de levantar bandera. ¿Por quién sabes todo eso?

Si hay cosa tratada o discutida en el mundo, ya seriamente, ya en burla, es la cuestión del matrimonio, aunque sea cierto que ni los razonamientos ni las facecias influyen mucho en la resolución que cada prójimo toma según cuadra a su genialidad, temple y más o menos escrupulosa conciencia.

Estaba segurísimo de que habían quedado en las cuatro mil. En ese supuesto lo había entregado. De otro modo nunca hubiera dejado salir el caballo de la cuadra. El duque le dejó hablar cuanto quiso, lanzando sólo algún gruñido de duda, pero sin alterarse poco ni mucho.

Palabra del Dia

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