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Actualizado: 26 de julio de 2025
La gente abandonaba los balconajes para correr a este último sitio. Cerca del jardín de invierno encontróse con Maud, que marchaba entre los esposos Lowe. Cruzaron un saludo, y Ojeda experimentó instantáneamente una sensación de extrañeza. Mrs. Power parecía otra mujer. Casi sintió deseos de pedirla perdón, como el que se equivoca confundiendo a un extraño con una persona amiga.
Sus miradas se cruzaron un instante, pero inmediatamente tuvo que prestar toda su atención á lo que estaba pasando respecto á su hija. ¡Esto es horrible! exclamó el Gobernador volviendo lentamente del asombro que le había causado la respuesta de Perla. He aquí una niña de tres años de edad, que no sabe quién la ha creado.
Realizose el viaje que anunciaba Paz, no sin que antes la viese Pepe, disipando en la primera conversación con amantes palabras el débil enojo que en ella produjo su reserva; y luego de partida con don Luis, como se prolongara la excursión bastantes días, cruzaron los novios varias cartas, una de las cuales decía así: «Adorada Paz: El cariño que me demuestras es, por la sinceridad que lo avalora, mi única alegría.
Hízolo, en efecto, con notable maestría, en que creyeron descubrir algunos las macizas huellas del buey Apis, y cuando cesó de hablar, las miradas significativas de todos se cruzaron de uno a otro lado... El hecho era cierto: Martínez y su mesnada cantaban la palinodia, y el Grande de España consorte era el encargado de hacer llevar el reverente clamor a los oídos del monarca.
Antes de salir de casa se habían picado las chicas por diferencias de opinión sobre lo que debían de ponerse para hacer aquella visita. Al fin se vistió cada una de ellas como mejor le pareció; pero todo el camino fueron tiroteándose a media voz unas a otras. Aún duraba la resaca cuando se cruzaron con las parientas de «los de Peleches» a la puerta misma del salón.
El corazón femenino mantiene, sin duda, más estrechas relaciones que el masculino con las fuerzas magnéticas que obran secretamente en el seno de la Naturaleza. Cuando hubieron andado buen trecho por la calle Mayor, donde vivían, cruzaron a su lado sin verlos Vicenta y Encarnación, doncella y niñera respectivamente de su casa.
Ahora le toca á usted dijo el senador á Desnoyers . Vamos á ver á su hijo. Se cruzaron á la caída de la tarde con numerosos grupos de infantería, soldados de luengas barbas y uniformes azules descoloridos por la intemperie.
Luego, en el largo monólogo de aquella noche interminable cruzaron por su mente recuerdos de la juventud, memorias de gratitud hacia Susana, punzadas de dolor renovado por la pérdida del hombre a quien había querido, e ideas de miedo y responsabilidad ante la carga que para ella representaba el porvenir de aquellos niños. «¿Sabré corresponder se decía a todo lo que Susana ha hecho conmigo? ¿Podré pagar al hijo lo que debo a la madre? ¿Llegará un momento en que las circunstancias me obliguen a favorecer al mío en perjuicio del suyo?
Ya en tierra, cargados como bestias, subieron los espinares y pasaron las ciénegas y cruzaron ríos crecidos y subieron cumbres, hasta que dieron con la guerrilla baracoana de Félix Ruenes «hombre de consejo y moderación» como lo llamó Martí, y a quien la gloria le crece ya sobre la sepultura.
Acabaron de subir la escalera, cruzaron una extensa galería y se detuvieron cuchicheando ante la puerta del Padre Prior.
Palabra del Dia
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