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Actualizado: 16 de junio de 2025
¿Creerás, querida, que aún no conozco a tu marido? dijo la señorita de Chalvin , ¡y tengo una curiosidad! ¡Glotona! replicó Marianita , pues bien, relámete... va a venir... lo estoy esperando... ¡Dicen que es seductor, amada mía! ¡Seductor!... ¡aun me parece poco!...
¿Creerás que el viejo no ha querido soltarme un centavo? ¡ni medio! No han valido súplicas ni amenazas. Le dije que me iba a pegar un tiro, y me contestó muy fresco que para él lo querría. Con ese bruto de Rocchio he tenido una agarrada y casi nos hemos pegado; ¿pues no pretende el mastodonte que le dé hoy mismo los cincuenta mil nacionales?
Aprieta ese cinturón, Guillermo, ó el hacha te va á cortar los callos. Y á ver si andas con un poco más de vida, moviendo esos hombros y alta la cabeza, como sólo saben andar los arqueros blancos. Y tú, Reinaldo, no vuelvas á sacudirte el polvo del coleto. ¿Si creerás que vamos á alguna parada? Aguarda, hijo, que antes de llegar al puerto estarás tan empolvado como yo, por mucho que te limpies.
Pero vamos a ver, nena: ¿No me guardas rencor por haberte abandonado, dejándote en la miseria, con tus vísperas de chiquillo y en poder de Juárez el Negro? Ningún rencor te guardo: Entonces estaba rabiosa. La rabia y la miseria me llevaron con Juárez el Negro. ¿Creerás lo que te voy a decir? Pues me fui con él por lo mucho que le aborrecía.
Pero la procesión me andaba por dentro. ¿Creerás que anoche he soñado con este muñeco? Ayer, sin saber lo que hacía compré un nacimiento. Lo compré maquinalmente, por efecto de un no sé qué... mi resabio de compras movido del pensamiento que me dominaba. Bien sabía yo que usted cuando le viera...
Si has pecado, puedes arrepentirte para eso existen los templos ; en modo alguno rechazar tu religión, sin la cual carecerás de todo freno y creerás que todo te está permitido. Tal vez me haga ladrona o algo peor todavía... Desde el momento en que no soy cristiana... El grueso comerciante sentóse, y dijo a su vecino: ¡Imposible hacerla entrar en razón! ¡Tiene la cabeza demasiado dura!
Yo soy indulgente, soy hombre, en una palabra, y sé que decir humanidad es lo mismo que decir debilidad... Pues vienes y me lo cuentas a mí, en mis barbas; nada de tapujos... ¿Creerás que voy a venir con un revólver para pegarte un tirito y pegarme yo otro?... ¡Valiente asno sería si lo hiciera! No.
Ya que no crees en nada de la religión dijo tras una larga pausa, con una sonrisa dulce que daba miedo, tampoco creerás en Jesús... ¿Qué es para tí nuestro divino redentor? ¡Con qué alegría habló Aresti, lentamente, con voz suave é incisiva, como si quisiera que cada palabra suya fuese una bofetada sobre aquellos ojos azules que le miraban con desprecio!...
Como que acabadita de oírse llamar con las denominaciones más injuriosas y de recibir un pellizco que le atenazaba la carne, poníase detrás de su ama a hacer visajes y a sacar la lengua, mientras se rascaba el brazo dolorido. «Si creerás tú que no te estoy viendo, bribona» decía doña Lupe sin volverse, entre risueña y enojada. Y no se podía pasar sin ella.
Sólo turbaban mis reflexiones el caer de las gotas de agua que doblegaban las hojas con su peso y el olor de la tierra húmeda que me recordaba las mejores horas de mi vida. De tiempo en tiempo, decíame el cura: Pero sabes que es curioso. ¡Qué cantidad de babosas! ¿Creerás, Reina, que he encontrado ya más de quinientas?
Palabra del Dia
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