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Actualizado: 25 de mayo de 2025


Más de una vez, los ministros a quienes se presentó experimentaron los efectos de fascinación que aquella carátula ejercía sobre el vulgo, y le tomaron por una eminencia no comprendida. Cráneo y entrecejo eran un timo frenopático. Siempre que discutía tomaba un tono tan solemne, que muchos incautos le miraban con respeto.

Había adelgazado de un modo alarmante, con un enflaquecimiento de enfermedad. Su cráneo parecía haberse empequeñecido, y sobre su calvicie se desplomaban como ruinas algunos mechones cenicientos y espaciados. Una observación del coronel renació en su memoria. Toledo había estudiado la decadencia de los jugadores.

Con todo, lejos de pararnos, tomé de la cintura a Nanela, ¡Nanela, la mujer única de mi universo!... Ella recostó su cráneo sobre mi hombro, y seguimos como Paolo y Francesca en las profundidades del infierno. Aspiremos el aire de la montaña me dijo para fortalecernos. Aspiramos, en efecto, mientras marchábamos, un aire lleno del estruendo de las batallas y de los resplandores del incendio.

Pero, en fin repuso el hombre, que parecía dominado por una idea fija . Aunque usted no sea completamente un intelectual, por lo menos tendrá usted un cerebro... Yo me rasqué instintivamente el cráneo. ¡Hombre! ¡Un cerebro! ¿Quién no tiene un cerebro? Claro que son muy pocas las personas que lo usan; pero todo el mundo tiene un cerebro.

Entonces, adivinando instintivamente que la mujer lo había traicionado, tomó el trabuco por el cañón y lo dejó caer pesadamente sobre la infeliz, que se desplomó con el cráneo destrozado. MA

Al extremo de la cubierta de paseo jugueteaban tres niños vigilados por una institutriz. Tal vez les pertenecía aquel libro que había hecho pasar á Gillespie cuatro horas de continuos ensueños, inmóvil en un sillón, mientras por el interior de su cráneo desfilaban las escenas de una historia tan interesante como inverosímil.

Esa música espontánea Que produce la natura, Cual tus cantos, sin cultura, Y ruda como tu voz, Tal vez en noche callada, De blanco cráneo en los huecos, Produce los tristes ecos Que oye el pueblo con pavor.

Al mismo tiempo percibió sobre la cúspide de su cráneo un silencioso y violento choque, algo anormal que pareció tocarle sin llegar a tocarle, la sensación del roce de una piedra. Algo cayó sobre su rostro como una lluvia impalpable. ¿Sangre?... ¿tierra?... Su sorpresa sólo duró un instante. Le habían hecho fuego desde el matorral, en las inmediaciones de la escalera.

Ya se mueven las filas torpemente, con bastoneo, carraspeos y arrastrar de pies. Belarmino va andando, como siempre: con la cabeza baja, sonriente y ensimismado en su mundo interior. Apolonio, como siempre, ya desde su juventud, anda híspido, enhiesto el cráneo, con lentitud y prestancia pontificales.

No había cráneo que pudiera resistir á sus perseverantes picotazos, iguales á golpes de barreno. Atacaba al toro, al tigre, al caimán, blindado de planchas duras como un navío de guerra. Este volátil pequeño y de malicia diabólica era el caburé.

Palabra del Dia

atormentada

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