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Actualizado: 30 de septiembre de 2025


Entonces vio a Magdalena que estaba contemplándoles, tan pálida como la rosa blanca que acababa de cortar en el jardín, y que con infantil coquetería lucía en los cabellos. Leoville corrió hacia ella y le preguntó en voz baja: ¿Qué te pasa, Magdalena? ¿Estás indispuesta? ¿Qué tienes? No me pasa nada, Amaury respondió la pobre niña.

Me ofrecéis, ¡oh ilusiones! la copa del consuelo, y mis jóvenes años a despertar venís: gracias a , tormenta; gracias, vientos del cielo, que a buena hora supísteis cortar mi incierto vuelo, para abatirme al suelo de mi natal país.

No es mi corte desa manera respondió el menor , sino que mi padre, por la misericordia del cielo, es sastre y calcetero, y me enseñó a cortar antiparas, que, como vuesa merced sabe, son medias calzas con avampiés, que por su propio nombre se suelen llamar polainas, y córtolas tan bien, que en verdad que me podría examinar de maestro, sino que la corta suerte me tiene arrinconado.

Para cortar la cuestión dijo lord Gray yo pagaré a todo el mundo. Poenco, sírvenos. Las majas que allí había obsequiaron a lord Gray con sonrisas y dichos graciosos; pero el inglés no tenía humor de bromas. ¿Ha venido María de las Nieves? preguntó a una. Pesaíto está con María de las Nieves. ¿Nosotras somos aljofifas?

Además, era un coronel aunque nadie sabía de qué ejército , un «técnico», incapaz de expresarse caprichosamente. Y muchos se trasladaban sin perder tiempo á las salas de juego para repetir sus comentarios, como personas bien informadas. El príncipe se alejó, temiendo cortar con su presencia este triunfo profesional, que se repetía todas las tardes.

El oficial hizo un gesto de agresividad. ¿Usted también?... ¿Usted, que parece un hombre razonable, repite tales patrañas? Y para cortar la discusión, dijo con arrogancia: Llevaban uniforme, si usted se empeña en afirmarlo, pero eran franco-tiradores. El gobierno francés ha repartido armas y uniformes á los campesinos para que nos asesinen.

Después de algunos momentos de silencio, aquélla exclamó moviendo la cabeza con dolor: ¡Pobre Maximina! Y después de una pausa larga, dijo con energía: Pues mira, Miguel, si no has de casarte con ella, es un pecado grande que la estés engañando. Debes cuanto antes cortar esas relaciones.

D. Alvaro de Sande, después de ido el Duque y los que iban con él, comenzó á cortar dellos, y inviando D. Enrique de Mendoza, uno de los que se habían ido, por una armadura que había dejado, dijo D. Alvaro que llevasen las armas del conejo.

Cuando se aproximó a ellos les dio los buenos días. Visita inmediatamente trabó conversación con ella y se enteró de su tarea. Los guardas le dejaban cortar cardillos: los que en algunas horas podía recoger los llevaba a la mañana siguiente a la plaza. Visita le preguntó cuánto solían valerle. Un día con otro treinta céntimos. ¡Treinta céntimos! exclamó asombrada.

Y á continuación, para cortar la entrevista, recordó á su marido la conveniencia de hablar poco, de no cansarse, de estar solo. ¡Pero, si es Luis! dijo el gigantón sin atreverse á mirar á su esposa. ¡Si con este tengo el mayor gusto en hablar! ¡Si deseaba mucho que viniese!... Ya ves, es el último que queda de mi familia. Somos como hermanos.

Palabra del Dia

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