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Actualizado: 27 de junio de 2025
Nuestra hija se curará, estoy segura. Me ha hecho pasar, no obstante, quince noches desagradables en esta ciudad de Corfú. No se decidía a dormir y tenía que mecerla como a un niño. Comía únicamente por darme gusto; nada le apetecía, y cuando no se come, se acaban las fuerzas. No le quedaba más que un soplo de vida presto a extinguirse a cada instante, pero yo no desesperaba nunca.
Se incorpora con gran esfuerzo, canta una romanza con su voz más fuerte y expira entre los aplausos de la sala. Todos los habitantes de Corfú están convencidos de que Juana ha muerto a consecuencia, no sólo de una herida, sino también de una serie de gorgoritos.
Germana le dijo , he comido con un joven inglés que ya le enseñaré mañana. Estaba más enfermo que usted, según asegura; el cielo de Corfú le ha curado. ¿Quiere usted que nos marchemos a Corfú?
Besaron religiosamente, como un relicario, aquella pequeña mano blanca que acariciaba la esperanza de un crimen. Al despedirse, la hermosa mujer aun repetía: Rabichon, Lebrasseur, Chassepie y Mantoux. El duque fue el último en salir. ¿En qué piensa usted? le dijo ; parece usted preocupada. Pienso en Corfú. Piense usted en los amigos de París. Buenas noches, señor duque.
Conducida a Nápoles, embarcó en un paquebot que partía para Malta y desde allí un vapor del Lloyd inglés la transportó hasta el puerto de Corfú. El señor y la señora de La Tour de Embleuse se habían despedido de su hija en la sacristía de Santo Tomás de Aquino.
El señor de Bretignières tuteaba al pequeño marqués, le llamaba mi general y le hacía saltar sobre su única rodilla. Besaba galantemente las manos de la enferma y la servía con la devoción de un viejo paje o de un trovador retirado. Tenía un admirador de otra escuela en la persona del señor Stevens, juez de instrucción del tribunal real de Corfú.
En tercer grado, si es que toda la Facultad no se burló de mí. Citó los nombres de los médicos que lo habían visitado y condenado. Contó cómo había acabado por cuidarse él mismo, sin nuevos remedios, en el campo, lejos del bullicio, esperando la muerte, bajo el cielo de Corfú. El señor Le Bris le pidió permiso para auscultarle, a lo que se negó él con un terror cómico.
En ella habia quatro mozos de Marsella, cinco clérigos napolitanos, y dos frayles de Corfú, que nos aseguráron que casi todos los dias sucedian aventuras como las nuestras.
Se fué sin detenerse, costeando la Calabria, hasta Cabo Blanco, de donde se engolfó sin hacer agua, aunque había galeras que tenían necesidad dello. A los 25 tomó tierra en la isla de Paesa, que está entre la Previsa y Corfú. Otro día por la mañana envió 22 galeras á Lepanto por bizcocho, y con las demás se fué el Bajá á la Previsa, donde entró con la solenidad que en Trípol.
Si yo hubiese podido prevenirlo, no creo que él tomase la resolución heroica de privarse de sus cartas ni del placer de escribirle. Pero todos los hombres están sujetos al error, sobre todo los médicos. No enseñe usted esta frase a mis colegas. »Hicimos un viaje bien tonto de Malta a Corfú, en un vapor muy sucio, cuya chimenea humeaba horriblemente.
Palabra del Dia
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