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Actualizado: 5 de septiembre de 2025
El citado Al-Makkarí, copiando á otros historiadores árabes, hace un curiosísimo relato del modo maravilloso como esquivó la muerte el fundador del Califato de Occidente, burlando las pesquisas de los emisarios de As-Seffáh, atravesando á nado el Eufrates con su hijo, y llegando á la costa de Africa, donde la profecía de un astrólogo judío, que determinó su nombre y sus señas personales, fué causa á un mismo tiempo de que el gobernador Ibn Habib intentare matarle, y de que el descendiente de Merwan se salvase.
Como mi ánimo es sólo mostrar el nuevo orden de instituciones que suplanta a las que estamos copiando de la Europa, necesito acumular las principales, sin atender a las fechas. La ejecución que llamamos fusilar queda desde luego sustituída por la de degollar.
Había sido, durante el verano, objeto de la risa de todos los amigos. ¡Lo que se habían burlado en San Sebastián los de la tertulia del jefe!... Decían a gritos que el libro no era suyo; que se lo había escrito un joven a cambio de unas pesetas, y que este joven se divertía a su costa citando autores fantásticos, copiando párrafos de libros que no existían.
El escrito que pongo aquí, ya copiando y ya extractando o saltando no pocos párrafos, es como sigue: La admirable escultura de D. Manuel Alvarez, que representa a San Vicente Ferrer, vino a poder de mi madre en el año de 1801. Se la legó al morir el reverendo padre capuchino fray Atanasio, que la custodiaba en su celda desde el año de 1785.
En cuanto a Oliverio a quien sólo le he presentado en los escaños del aula, imagine usted un mozo amable, un poco raro, muy ignorante en materia de lecturas, muy precoz en todas las cosas de la vida, de aire desenvuelto en sus actitudes y en sus palabras, no sabiendo nada del mundo y adivinándolo todo, copiando sus formas y adoptando ya sus prejuicios; figúrese usted algo inusitado, un afán singular, jamás risible, de anticiparse a su edad y ser todo un hombre improvisado a los diez y seis años escasos; algo naciente y maduro, artificial y seductor, y comprenderá cómo mi tía pudo encantarse de mi amigo, hasta el punto de disimularle ciertos defectos de escolar, atendiendo que eran el único resto de niñez que aún conservaba.
Después llegaron á una puerta sobre la que se leía: Oficina auxiliar de las subsistencias. Aquí es, dijo el vigilante. En una pequeña pieza amueblada con una mesa y dos bancos, Jacobo de Freneuse estaba copiando en un registro unas notas amontonadas delante de él. Levantó la cabeza y se sonrojó, al ver á su amigo, pero permaneció en su sitio, pluma en mano, esperando la orden del vigilante.
Los mancebos que trabajaban detrás del mostrador, el uno triturando cierta sustancia fétida, y el otro copiando una receta, se miraron, se hicieron una seña de inteligencia, que no pasó inadvertida para mí, y de buenas a primeras me preguntaron por qué causa me «había despedido» el jurisconsulto.
Hombres famosos en Europa por su elegancia y sus locuras, han caído a mis pies y los he tratado como chiquillos. Me han envidiado y odiado las damas más célebres, copiando mis trajes y mis gestos.
Palabra del Dia
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