Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !

Actualizado: 15 de julio de 2025


Y mientras llegaba el domingo, con su estruendosa victoria, lo atiborraban de alimentos y le hacían beber champagne, mucho Cordón Rouge, como si el vino de los ricos afirmase de antemano su superioridad sobre aquel rival que sólo conocería la dulzona sangardúa de sus montañas. Los contratistas obligaron al doctor Aresti á que les acompañase á Azpeitia.

La gente sobria y humilde, habituada á los cultivos de escaso rendimiento de la montaña, admiraba los ternos nuevos y lustrosos de los contratistas, sus boinas flamantes, las gruesas cadenas de oro sobre el vientre y sus manos de antiguos obreros con dedos gruesos de uñas chatas, abrumados por enormes sortijas.

Aresti recordaba una noche de luna clarísima, al retirarse á casa después de una cena con los contratistas, en las afueras de Gallarta. Oyó un canto lúgubre que rasgaba como un lamento la calma de la noche, y vió pasar á un hombre, vacilante sobre sus piernas, que parecía ebrio, llevando á cuestas á otro, envuelto en una sábana, con un brazo colgante que le golpeaba á cada paso.

En Pucheta, que era donde vivían los más levantiscos, habían ido á navajazos un día de paga, por negarse dos trabajadores á satisfacer su deuda en la tienda de un protegido de los contratistas. Se hablaba de un gran mitin en la plaza mayor de Gallarta, al que asistirían todos los mineros para acordar la huelga, en vista de que no era admitida su petición en favor del pago semanal.

Nuestros banqueros y contratistas de obras públicas no queriendo, como es natural, pagar tributo a lo prosaico de las construcciones modernas, han solicitado el concurso de las edades más poéticas de la humanidad y de las comarcas más pintorescas para levantar sus viviendas suntuosas.

Por qué maniobras obtuvo éxito la señorita Guichard donde su primo había fracasado, nadie pudo saberlo; pero una mañana vió Fortunato unos contratistas y después una cuadrilla de albañiles que se instalaban en el solar y elevaban una tapia que le quitaba la luz. Fué preciso cambiar de sitio las estufas, que ya no produjeron frutos ni flores tan buenos como antes.

Un pobre hombre que me servía de padre murió asesinado, por la imprevisión de unos contratistas, en una catástrofe del trabajo, y su cadáver fue bandera revolucionaria para otros tan desdichados como él. Yo he comido las bazofias que comen los perros. Mis nobles ascendientes eran traperos y se mantenían con las sobras de las cocinas de Madrid.

Y mientras llegaba el momento de la rebeldía, los representantes del partido en la cuenca minera, que eran en su mayoría taberneros, derramaban en la irritada masa el consuelo del alcohol y de las teorías revolucionarias. El Milord, en la tertulia de los contratistas, hablaba, con alarma, de los pinches de las minas.

Todo va bien, admirablemente bien. La guerra civil avanza. Sobre las ruinas de las fortunas que desaparecen, elévanse las colosales riquezas de los contratistas. El Tesoro público hace milagros. La provincia que gobernaba Melchor se ve libre de este azote. Melchor, reducido otra vez a la nada, da vueltas en su cerebro a un nuevo proyecto. Ahora que son habas contadas.

Cierta vez que el médico, cansado de la monotonía de su existencia, se divirtió en propagar el budhismo entre los rudos contratistas y hasta intentó algunas ceremonias del culto indostánico, á estilo de las que había presenciado en el museo Guimet de París, el cura no manifestó indignación, «Bah; cosas de don Luis; chifladuras de los sabios: ya se cansaráPara él, la religión verdadera no decrecía ni experimentaba quebranto alguno mientras se celebrasen bautizos, casamientos, y, sobre todo, entierros, muchos entierros.

Palabra del Dia

buque

Otros Mirando