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Actualizado: 21 de junio de 2025


Por último en uno de los últimos días le abordó resueltamente y con sonrisa contraída y voz alterada le dijo: Me parece, señor mío, que está usted equivocado respecto al modo de representar esta obra. La está usted representando como si fuese una obra de enredo y esta es una obra de carácter. El galán joven le miró estupefacto.

»Las facciones han perdido su regularidad y su gracia; la tez, todavía plagada de manchas rojizas, quedará para siempre llena de hoyos, y por algo que no explicarte, pues no entiendo lo que dicen los médicos, la cara se le ha quedado algo contraída y como atirantada; en las mejillas y alrededor de los labios es donde tiene más viruelas; los ojos apenas dan idea de lo que fueron: la viveza y expresión que tenían se ha convertido en una mirada amortiguada y mate: no hay brillo en sus pupilas, y casi estoy por decirte que su dulce melancolía contribuye a que sea mayor la compasión que inspira: parece que en los ojos se le refleja la amargura del alma.

La señorita Guichard se sentó en una butaca y con la faz alterada, la boca contraída por la amargura y los ojos sombríos, se abismó en sus pensamientos. De modo, que había sido burlada, ella, que se creía tan fuerte.

Rodeada de su padre, su madre, sus hermanitos y miss Mary, ella seguía en su labor como una brujita, teje que teje, teje que teje, teje que teje... Por su boquita, contraída por la atención, acechaba su lengua a manera de una curiosa que se asoma por la ventana. Sus pequeñas manos parecían dos arañas de cinco patas, apuradísimas en reconstruir una tela rota por el viento.

En el espejo pudo ver Fortunata la cara pálida y contraída de Maxi, cuya susceptibilidad nerviosa se manifestaba en un movimiento vibratorio de cabeza, la cual parecía querer arrancarse por misma del tronco. Disculpose ella como pudo; pero él, en vez de calmarse, siguió quejándose de que le mortificaban adrede, de que se proponían acabar con él.

Me hace helar la sangre el verle darse vuelta lentamente y fijarlos sobre cuando estoy hablando». La misma agrega: «Usaba un bigote negro, esmeradamente cuidado, pero que no cubría completamente una expresión ligeramente contraída de la boca y una tensión ocasional del labio superior, que se asemejaba a una expresión de mofa.

¿Qué sucede? preguntó mal despierto el hidalgo. Es don Pedro, don Pedro que me busca para acuchillarme. ¡Agora llega, ahí está! agregó el lacayo, señalando hacia el corredor y temblando de pies a cabeza como endemoniado. En efecto: instantes después, entró el hijo segundo, loco de ira y la boca contraída por una mueca de exterminio.

Con la mejilla apoyada en la crispada mano la mirada dura, la frente fruncida y la boca contraída con una sonrisa amarga, la joven meditaba y sus hermosas facciones estaban fijas en una implacable expresión de desprecio y de odio. Como los más puros metales, las almas más nobles tienen sus escorias, que suben en hirviente espuma al fuego de la cólera.

Todo lo que he podido, buena y dulce amiga.... La buena y dulce amiga, no sabiendo sobre quién desahogar la bilis que le carcomía el corazón y el cerebro, arrojó sobre su aliado una mirada feroz y con la boca contraída por una amarga risa, dijo: ¡Bobart! si no fueras tan estúpido, creería que me has hecho traición.... ¡Mi buena amiga!... ¡Bobart! tienes una cobardía que me repugna.

En cuanto llegó a casa se metió en la cama, con una fiebre altísima. Ya está descifrado el enigma, padre Gil dijo D. Álvaro desde su butaca viéndole entrar. La sonrisa con que acompañó estas palabras era tan contraída y extraña que daba frío. ¿Qué enigma? preguntó el P. Gil, un poco agitado por el presentimiento de alguna desgracia.

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