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Actualizado: 20 de mayo de 2025


Los dos hombres conversaron, mientras continuaba el baile. Don Roque empezó á fumar un gran cigarro, ofrecido por el gaucho con ademanes de gran señor. Hay quien asegura dijo en voz baja que eres el que robó la semana pasada tres novillos en la estancia de Pozo Verde.

Concedía a la duquesa tanta libertad para lo pequeño como se reservaba él para lo grande. Continuaba siendo aquel hombre cortés, solícito y tierno que su pobre mujer adoraba hasta en sus faltas. El se informaba de su salud con una atención casi filial.

¡Los tipos que he visto pasar por aquí en pocos años! continuaba Robledo . Una vez me interesé por cierto peón que tenía la nariz roja de los alcohólicos, pero guardaba en su persona un no qué revelador de un pasado interesante.

El fuego de fusilería continuaba rudo, gritos de dolor, mezclados con voces de mando, dejábanse oir, el tiroteo estaba en todo su apogeo; pero á medida que el tiempo transcurría, éste iba cesando hasta que paulatinamente desapareció. Eran las 5 y 15 de la tarde.

Y en mi tiempo continuaba, las niñas no hablaban sino cuando se les dirigía la palabra. Entonces ¿usted no hablaba cuando joven, tía? Cuando me hacían alguna pregunta y nada más. ¿Y todas las niñas se os asemejaban, tía? , por cierto, sobrina. ¡Qué época horrible! suspiraba yo, levantando los ojos al cielo.

Y miró a Fernando con ojos interrogantes, cual si le ofreciese esta dicha perpetua esperando ver en su rostro una sonrisa de agradecimiento. Nélida, a espaldas de ella, continuaba su mímica.

Y continuaba su vida de espionaje, cerrando los ojos ante el porvenir, viviendo el momento presente, evitando el pensar, considerándose feliz cuando veía por delante unos cuantos días de seguridad. El encuentro con Ferragut en una calle de Marsella la había reanimado, dándole nuevas esperanzas. Sácame de aquí; guárdame contigo.

Constantemente, es verdad, mientras el arroyuelo continuaba deslizándose hacia adelante, dejaba oir un suave, apacible y tranquilo murmurio, aunque lleno de dulce melancolía, como el acento de un niño que pasara los primeros años de su vida sin compañeros de su edad con quienes poder jugar, y no supiese lo que fuera estar alegre, por vivir entre tristes parientes y aun más tristes acontecimientos.

Tal vez había hecho esto sin reflexión; tal vez el médico militar la invitó á subir, creyéndola de la familia del enfermo. Varios hombres con uniforme levantaron el cuerpo inánime del oficial. Continuaba su ronquido desgarrador. Y entonces, ante la muchedumbre, que no podía ver con sus ojos estupefactos, Alicia procedió como si estuviese sola.

Todos acudieron a ella. La niña, que continuaba sentada sobre las rodillas de Ricardo, se había ido poniendo pálida sin que nadie se hiciese cargo. Cuando don Mariano se fijó en ella, casualmente, estaba blanca como el papel. ¿Qué te pasa, hija mía? ¿Qué tienes, Martita? Me siento un poco mal. Dadme un vaso de agua. María corrió por ella.

Palabra del Dia

hociquea

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