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Actualizado: 27 de noviembre de 2025
En vano suenan las campanas cada año anunciando que Cristo resucita... Resucita sólo para los que viven de su herencia. Los que sienten hambre de justicia y esperan miles de años la redención, saben que está bien muerto y que no volverá, como no vuelven las frías y veleidosas divinidades griegas. Los hombres, siguiéndole, no habían visto un horizonte nuevo: habían caminado por senderos conocidos.
Y en lo que dices que aquellos que allí van y vienen con nosotros son el cura y el barbero, nuestros compatriotos y conocidos, bien podrá ser que parezca que son ellos mesmos; pero que lo sean realmente y en efeto, eso no lo creas en ninguna manera.
¡Y cuánto más conocidos son el amor, la familia, la unión ó matrimonio, en la verdadera acepción de estas palabras, entre los tiernos anfibios! Su paso tardo, su vida sedentaria, favorecen la unión fija.
9 mas ahora, habiendo conocido a Dios, o más bien, siendo conocidos de Dios, ¿cómo os volvéis de nuevo a los débiles y pobres elementos, en los cuales queréis volver a servir? 10 Guardáis días, y meses, y tiempos, y años. 11 Temo por vosotros, que haya trabajado en vano en vosotros. 12 Hermanos, os ruego, sed como yo, porque yo soy como vosotros; ningún agravio me habéis hecho.
Elihu Root me dijo durante su visita a esta capital, que los Estados Unidos nunca anexionarían a Cuba y tengo la más absoluta confianza en la sinceridad de este gran estadista americano. Los últimos años de la vida de Martí en Nueva York me son poco conocidos.
Los más principales Capitanes que animaban y alentaban á los demás, fueron cuatro, debajo de cuyas banderas, sirvieron Roger de Flor Vicealmirante de Sicilia, Berenguer de Entenza, Ferran Jimenez de Arenós, ambos ricos hombres, y Berenguer de Rocafort; todos conocidos y estimados por soldados de grande opinion.
Tambien son dignos de mi gratitud, por su conducta liberal y caballerosa, D. Miguel Roselló, de las Baleares; D. Cayetano del Portillo, D. Rafael Molero de la Borbolla, D. José Bulnes y Solera, y mi hermano político, D. Salvador de Cantos, de Sevilla; D. Ramon Sans, de Huesca; el Marqués de Premio Real, y D. José Bartorelo y Quintana, de Cádiz; D. Cárlos Cervera y D. Félix Gallac, de Valencia; D. Alejo Tresario Echevarría, de Bilbao; D. Serafin Martinez y D. Gregorio Garcerán, de la Habana; D. Lúcas Cuesta, de Oviedo; D. Juan de Torres y Gil, de Casariche; D. Antonio Gonzalez y Ciezar, de Ayamonte; D. Vicente Ramirez Cruzado, de Villarrasa; D. Juan Bautista Revuelta, de Carlet; D. Policarpo Villalobos, de Dénia, y otros muchos, cuyos nombres no me son conocidos.
Estos primeros cuadros de Pereda, para mí los más admirables, no son ni los más conocidos de lectores extraños, ni los que más han contribuído a extender su nombre fuera de Cantabria.
Los hechos históricos de los casamientos y divorcios del Rey Enrique VIII, eran tan conocidos para mí como lo son para todo niño inglés del Reino Unido que haya llegado al cuarto grado. Sin embargo, algún motivo debía haber tenido Blair, ciertamente, para haber puesto esta extraña rima en su testamento; tal vez era la clave de algo, ¿pero de qué sería?
Lo he visto después muchas veces; creo que ahora es general. ¿Cómo dice usted que se llamaba?... Y siguió evocando sus recuerdos; pero el español se dió cuenta de que confundía á Canterac con otro militar amigo suyo, haciendo una sola persona de los dos hombres, conocidos en períodos distintos de su vida. Robledo sabía con certeza que Canterac había muerto.
Palabra del Dia
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