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Actualizado: 5 de junio de 2025


Otros hay más viejos dijo Manuel y que no por eso están más adelantados; como por ejemplo aquel ganso que fue a confesarse y habiéndole preguntado el confesor ¿cuántos dioses hay?, respondió muy en : «¡siete!» «¡Siete! exclamó atónito el confesor . ¿Y cómo ajustas esa cuenta?» «Muy fácilmente.

En cuanto al segundo préstamo, Bonifacio tuvo que confesarse a mismo que lo había tomado por un escopetazo, y que este era el apelativo que le había aplicado en sus adentros.

Encomendose, pues, de todo corazón a la Virgen para que la perdonase: hizo promesa a la imagen de la Soledad, que había en el convento de monjas, de comprar siete lindas espadas de oro, de sutil y prolija labor, con que adornar su pecho; y determinó ir a confesarse al día siguiente con el vicario y someterse a la más dura penitencia que le impusiera para merecer la absolución de aquellos pecados, merced a los cuales venció la terquedad de D. Luis, quien de lo contrario hubiera llegado a ser cura, sin remedio.

Hay que buscar dónde oír una misa. No se encuentra un sacerdote que entienda nuestra lengua para confesarse con él.» Y el contento de regresar a su tierra de altas mesetas y vegetación tropical aminoraba la tristeza de dejar a sus espaldas a la hija única y los nietos. La habían rogado que se quedase con ellos. ¡Ay, no! Quien la sacase de Salta, la mataba.

Casi todos eran mujeres: por milagro llegaba un hombre a confesarse. Estas mujeres, siempre las mismas y con los mismos pecados, concluyeron por aburrirle. Al principio, observando la docilidad con que escuchaban sus consejos, la ardiente piedad que mostraban y afición a los sacramentos, imaginó que le sería fácil hacerlas cada día mejores, levantarlas hasta la santidad o poco menos.

Has llegado tarde al rosario dijo doña María a D. Diego después que me indicó un asiento. ¿Pero no dije a usted respondió el joven que lo rezaba esta tarde en el Carmen Calzado? De allí vengo ahora, junto con Gabriel, que volvía de confesarse con el padre Pedro Advíncula. ¡Qué excelente sujeto es el padre Pedro Advíncula! me dijo en tono sumamente ponderativo doña María.

Raquel, mientras tanto, había ido a hincarse, descorazonada, cerca del altar. Adriana tenía prisa de concluir cuanto antes. Generalmente, cuando iba a confesarse, la dominaba una impresión de misterio, y cierto receloso pudor le impedía referir nada relacionado con los secretos íntimos de su conciencia o con los pecados que más la inquietaban.

Hacía sacrificio de confesarse descendiente de don Gonzalo de Córdoba, pero no se prestaba a pregonar mucho el parentesco, y lo repudiaba con majestad, porque no quería que nadie sospechase, que él aprobaba las rendiciones de cuentas de su poco escrupuloso antepasado.

No tardó en confesarse que sufriría de todos estos pequeños inconvenientes, y fijándose en la importancia que habían tomado las cosas que se relacionaban con su bienestar y su vanidad, en su alma fútil y ligera, se puso triste. Aquellos hábitos de lujo y de confort eran ahora sus dueños tiránicos y soberanos; no dejarían crecer nunca más en él ningún sentimiento desinteresado.

Las que eran de la villa, conocieron á la esposa y la hija de Sánchez Morueta, sentadas tras el chauffeur de ancha gorra y aspecto extranjero; las dos vestidas de negro, con mantillas que casi las cubrían los ojos. Las criadas se abordaban haciendo comentarios. Aquella gente rica aun madrugaba más que ellas. Irían á la iglesia de la Residencia á confesarse con los padres jesuítas.

Palabra del Dia

rigoleto

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