Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !
Actualizado: 28 de mayo de 2025
Las seis de la tarde serían cuando Rubín volvió a su casa. Estaba lívido, y de lívido pasó a verde, cuanto Patricia le dijo que la señorita había salido a compras. Dejándose llevar de su insensato recelo, interrogó a la criada, tratando de averiguar por ella. Pero a buena parte iba.
Al dar la una y media comenzaron a despedirse los contertulios: a las dos sólo quedaban en el magnífico salón los dueños de la casa, marido y mujer, ambos jóvenes, hermosos y al parecer felices: él se puso a leer un periódico de la noche y ella se entretuvo escribiendo con un lápiz de oro al dorso de una tarjeta las visitas y compras que pensaba hacer al día siguiente.
La hermosa viuda, con el niño en brazos y apoyando en la fuerte cadera la cesta de las compras, salió de la estación con paso lento. Quería que la adelantasen en el camino aquellas comadres hostiles; que la dejasen marchar sola, sin tener que sufrir el tormento de sus murmuraciones. En las calles del pueblo, estrechas, tortuosas y de avanzados aleros, había poca luz.
Sus compras no eran generalmente más que de retales, pedacitos o alguna tela anticuada, para hacer combinaciones con lo bueno que ella tenía en su casa, y refundir lo viejo dándole viso y representación de novedad. Pero un día vio en casa de Sobrino Hermanos una manteleta... ¡qué pieza, qué manzana de Eva!
Mientras su mirada se perdía en el fondo del capazo que Nelet tenía abierto a sus pies, decía con la risita burlona que a doña Manuela, según confesión propia, le «requemaba la sangre»: De compras, ¿eh...? Yo también voy danzando por el Mercado hace más de una hora. ¡Válgame Dios, cómo está todo!
Figúrese el lector que está viendo á Paris en miniatura desde las alturas de Montmartre, desde el arco del Triunfo, y desde una orilla del Sena. =Dias octavo, noveno y décimo=. Dos dias de encierro. Provisiones. Los libros de mi mujer. Un español. Compras. Patriotismo de mi compañera. Carácter capital de las mujeres. Llueve á cántaros, y hemos invertido dos dias en asuntos privados.
Cuando la señora y sus criados volvieron a la gran plaza, detuviéronse en la entrada del mercadillo de las flores. Un intenso perfume de heliotropo y violeta salía de allí, perdiéndose en la pesada atmósfera de la plaza. Doña Manuela estaba inmóvil, repasando mentalmente sus compras para saber lo que faltaba. La muchedumbre se agitó con nervioso oleaje, despidiendo gritos y carcajadas.
Sigue el diario: Ayer hice en Lyón algunas compras de telas para arreglar mi cama; he gastado poco, pues no quiero gastar lo superfluo mientras hay quien carece de lo necesario. Estos días se habla mucho de la guerra con Inglaterra: mi hermano me ha escrito desde allí diciéndome que está muy bien colocado; pero si la guerra se declara, ¡quién sabe cuál será su suerte!
Pero la criolla, satisfecha de su esplendor, que era el coronamiento de una vida humilde, atribuía á la envidia tales quejas. Su hija era una señorita y no podía lucir estas preciosidades. Pero más adelante le agradecería que las hubiese reunido para ella. La casa resultaba ya insuficiente para contener tantas compras.
De este modo aseguraban los naturales las ventas de sus frutos y manufacturas, y tenían con equidad dónde proveerse de cuanto necesitasen, y todas las utilidades que resultasen de estas compras y ventas a la factoría recaerían en beneficio del común, como que de cuenta de él se manejaba todo.
Palabra del Dia
Otros Mirando