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Actualizado: 28 de mayo de 2025


Pues ya lo creo dijo Plácido, para quien no había nunca dificultades tratándose de compras . ¿Usado o sin usar? Hombre, sin usar... En fin, como le encuentres... Salió Estupiñá como si Mercurio le hubiera prestado sus alados borceguíes, y a poco entró el doméstico, a quien su amo tenía también ocupado en la busca de ciertos encargos.

Y ¿cómo van las compras? apuntó don Antonio al notar el mutismo de su compañera .

El golpe de tos que le vino, acompañando a la risa, fué tan vivo, que parecía que iba a desplomarse presa de la congestión. ¡Hombre, tiene gracia! ¡tiene muchísima gracia eso! dijo al cabo entre los flujos de la risa y de la tos . No se me había ocurrido hasta ahora.... De aquí en adelante incluiré en los gastos de mi casa todas las compras de valores y todas las casas que edifique.

Conocía á este millonario rústico por sus compras de reses. Era un español que había llegado muy joven al país, plegándose con gusto á sus costumbres y viviendo como un gaucho, después de adquirir enormes propiedades. Generalmente, lo apodaban el gallego Madariaga, á causa de su nacionalidad, aunque había nacido en Castilla.

Y se hacen las cuentas en las compras y ventas por octavas de oro, y cada octava son dos pesos. En algunas partes se halla oro en abundancia, pero no se pueden aprovechar de él, por faltar allí el agua para los lavaderos. La grande distancia de Cuyabá á la costa del Brasil es causa de que los géneros de Europa se vendan allí á precio muy subido.

El galán manido se disculpaba con la muchedumbre de sus ocupaciones, hasta que una tarde entró con diversos paquetes de compras, y la dama rondeña vio entre estos el libro, del cual se apoderó al instante con ganas de inaugurar en él la cuenta y razón de un porvenir dichoso. «Pasaré en seguida todo lo que tengo apuntado en este papelito dijo : lo que se trae de casa de Botín, la araña, las alfombras, varias cosillas... medicamentos... en fin, todito.

Me quedé... ¡ay!, no te quiero decir nada. ¿Y tu marido estaba contigo? No; ese es el caso. Fenelón había ido a París a hacer compras. En París estaba Moreno, le vio... y chitito callando se fue a Royan, sabiendo que me cogía sola y descuidada.

Entró en su casa tarde, cargada de compras, porque añadió a las indicadas arriba dos cucuruchos con orejones y galletas para obsequiar a D. José Relimpio. Con tanto paquete entre las manos se le ajaron las rosas.

Los joyeros, de perfil semítico, esperaban detrás de sus mostradores las compras más que las ventas, y ofrecían tranquilamente por la alhaja adquirida allí mismo el año anterior la cuarta parte de su precio. El príncipe adivinó de lejos la personalidad de muchos que en esta hora matinal ocupaban ya los bancos frente á la escalinata del palacio.

El bando contrario acogía la visita diplomática con gran removimiento de sillones, para ofrecer los mejores sitios, y la conversación desarrollábase lánguidamente sobre recuerdos de elegancia y de grandes compras.

Palabra del Dia

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