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Entonces, con la agilidad que usted debe poseer, usted y su gente, tratan de aferrarse a los portaobenques, a las escalas y a todo lo que esté a su alcance... Perfectamente, compadre.

Por cierto que lo halló muy gracioso y original. «¡Una monja! ¡Eso es sabrosísimo, compadre!

UN CAMPESINO. Pero, ¿cómo ocurrió eso, señor? Porque se había dicho que ustedes hundieron su tartana. EL MARINO. Y es cierto, compadre, pero acto continuo reapareció a nuestra popa, cubierta de llamas y con más de diez mil demonios encima que lanzaban fuego por boca y ojos. MUCHAS VOCES. ¡Virgen santa! ¡rogad por nosotros!

La composición misma de la palabra nos viene á demostrar lo que decimos: Ka es una partícula prefija que convierte al radical á que se une en nombre sustantivo, dándole una significación de compañía, como ocurre en español con la partícula con ó com en compañero, compadre, contrincante, etc. etc.

A nosotros también nos ahogan. Es por ustedes, pues, por quien voy a trabajar. Pónganse de lado, padres míos, las heridas son así menos peligrosas, porque no se encuentran más que las falsas costillas. En fin, yo la tengo dijo abriendo con dificultad su navaja. ¿Están dispuestos, compadre? ¡Jesús! no lo estamos. ¡Es igual, que Dios nos ayude!

En aquel momento se presentó un chulillo. ¡Que la Virgen te proteja, hijo mío! ¡y haga el Cielo que tu hermoso traje de raso azul bordado de plata no se tiña de rojo, como la banderola que haces flamear ante los ojos de ese compadre que muge y se irrita!

Digo, pues, salvo vuestro buen parecer, señor maese Nicolás, que éste y Amadís de Gaula queden libres del fuego, y todos los demás, sin hacer más cala y cata, perezcan. -No, señor compadre -replicó el barbero-; que éste que aquí tengo es el afamado Don Belianís.

Su protector había muerto, Salvatierra andaba por el mundo y su compadre Paco el de Algar le abandonaba para siempre, muriendo de un enfriamiento allá en un cortijo del riñón de la sierra. También el compadre había mejorado de suerte, aunque sin llegar a la buena fortuna del señor Fermín.

No lo pasará usted mal: son unas chicas muy originales. A usted le conviene relacionarse, porque de algo puede servir para sus planes. Respondí afirmativamente, pero expresé alguna duda de que pudiera hacerse sin previo anuncio. Villa soltó la carcajada. Aquí no se guardan esos tiquis miquis, compadre.

Hasta una mujer, «Pepa la Gallega», la cocinera del estanciero don Lucas, habíase también esfumado una noche, como llevada por el diablo... El diablo debía andar sin duda metido en el asunto. Sería el padrino o el compadre del ogro... Y como tenía padrino, tenía también el ogro su nombre propio. Llamábasele «el Chucro», sin que nadie supiese quiénes, cuándo y cómo lo bautizaran.