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Actualizado: 22 de junio de 2025
En el patio, al aire libre, delante de la taberna del Arco Iris, ya estaba reunido el grupo de los invitados, aunque todavía faltara una hora para el momento en que se daría comienzo a la comida. Pero de ese modo, cada cual podía esperar agradablemente la llegada de su placer.
Lo noble, lo generoso, lo leal, es atajar discretamente desde el comienzo las insinuaciones, a fin de que nunca pueda creerse engañado en sus observaciones respecto al estado efectivo de nuestro espíritu y de nuestra voluntad. Pero la especie masculina es muy variada.
Esta no es comenzada sino porque es precedida; la anterioridad de la existencia que precede es una anterioridad de naturaleza; una anterioridad objetiva, una anterioridad que hace el comienzo de la existencia precedida; ella es pues la causa eficiente de esta existencia. Así el gran principio de la causalidad resulta invenciblemente demostrado: es una proposicion idéntica.»
Eso habría contribuido quizás a poner a Silas en un estado de agitación mayor que de costumbre. Desde el comienzo del crepúsculo abrió las puertas varias veces, pero para volverlas a cerrar inmediatamente cada vez al ver que toda perspectiva era velada por la caída de la nieve. Sin embargo, la última vez que la abrió ya no nevaba y las nubes se separaban de cuando en cuando.
No muy lejos del tocador, una silla forrada de reps, sobre la cual descansaban hacinadas varias prendas de vestir, masculinas. Hasta el instante de dar comienzo esta verídica historia, nada más se veía. Esperemos. Suenan por la parte de afuera algunos ruidos matinales que dejan presumir el sitio en que nos hallamos.
Lo mismo militares que paisanos se las prometen muy felices y cambian entre sí miradas de inteligencia, decididos a faltar a su palabra y a pagar la confianza de la niña con la más negra traición. Mas cuando ya se disponían a dar comienzo a su obra maléfica empujando el aparato, Consuelo hace seña a su compañera.
Apenas estuvo restablecido de su herida, Arturo regresó a París; y aquí es, señores dijo el notario alzando la voz, donde comienzo yo a entrar en escena. El señor Conde fue a mi casa para confiarme los asuntos de la herencia, porque no se encontraba en estado de ocuparse de ellos por sí mismos.
Con baja y enferma voz e inclinadas mis manos en los senos, puesto Dios ante mis ojos y la lengua en su nombre, comienzo a pedir pan por las puertas y casas más grandes que me parecía.
Registre usted el portal. Martín, al oir esto, agazapándose, salió del portal y ganó la escalera. La vieja paseó la luz del farol por todo el zaguán y dijo: No hay nadie, no, no hay nadie. Martín pretendió volver al zaguán, pero la vieja puso el farol de tal modo que iluminaba el comienzo de la escalera. Martín no tuvo más remedio que retirarse hacia arriba y subir los escalones de dos en dos.
Teniendo que visitar á la familia de Cabesang Tales al día siguiente, aprovechaba la noche para cumplir con aquel deber. Sentóse sobre una piedra y pareció reflexionar. Se le presentaba su pasado como una larga cinta negra, rosada en su comienzo, sombría despues, con manchas de sangre, despues negra, negra, gris y clara, más clara cada vez.
Palabra del Dia
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