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Actualizado: 17 de mayo de 2025
Conociolo el Almirante, mandó que tornasen á marcar el Norte en amaneciendo, y hallaron que estaban buenas las agujas.» Llegando aquí D. Martín Fernández de Navarrete en su obra de Viajes, puso por comentario: «El ingenioso Colón, que fué el primer observador de la variación, procuraba disipar los temores de su gente, explicándoles de un modo especioso la causa de este fenómeno.
Nadie dijo una palabra, nadie hizo un comentario... En el embarazoso silencio que deja al descubierto las grandes vergüenzas, oyóse tan sólo la suave vocecita de la Albornoz, que decía algún tanto temblorosa: ¿Mademoiselle de Sirop?... ¡Qué delicia!... ¿Si será prima del jarabe Henry Mure que han recetado a Fernandito?...
Por manera que ahora las colecciones de periódicos son excelentes memorias para escribir la historia. Esto aumenta el número de los hechos en que se pueda fundar el historiador; y de que puede aprovecharse con gran fruto, con tal que no confunda el texto con el comentario. Pág. 78.
Ella iba dispuesta a gozar mucho; pero no era del público precisamente de quien esperaba estas emociones fuertes, a que se preparaba; su propósito iba a dar al escenario, y estaba complicado con los asuntos domésticos; pero a estos complejos y estrambóticos atractivos se agregaba de repente un agudísimo placer, con que Emma no contaba, y que le reveló un mundo nuevo de delicias intensas, en que no se le había ocurrido pensar, pero que vio bien claro, sintió con fuerza, desde el momento en que al penetrar ella en su palco, y dejar el abrigo al tío, y dar una vuelta en redondo antes de sentarse, notó fijas en su persona las miradas, y en los palcos cercanos oyó el murmullo del comentario, y en el aire, puede decirse, cogió el efecto general de su presencia.
Entraba en el Café Inglés, donde se reunen los partidarios de los toreros andaluces, y con su presencia evitaba que el implacable comentario siguiera cebándose en su nombre. El mismo, sonriente y modesto, iniciaba la conversación, con una humildad que desarmaba a los más intransigentes.
Los personajes todos de la época, retratados en caricatura, dan mayor realce al discurso, y la intención perversa que en cada comentario campea, pinta el espíritu de un bando político que era en aquellos días, si no la mayoría, parte grande y granada de la Nación española.
Entretanto dije yo, el Rey acabará por darse a Satanás si tiene que seguir mucho tiempo todavía sin almorzar. El viejo Sarto se rió socarronamente y me tendió la mano. ¡Es usted un verdadero Elsberg! dijo. Después nos miró detenidamente y exclamó: ¡Dios haga que nos veamos vivos esta noche! ¡Amén! fue el comentario de Federico de Tarlein. El tren se detuvo.
En todo el siglo XVII no aparecen escritos crítico-dramáticos de alguna importancia, y los pocos que se refieren á este asunto son sólo polémicas en pro ó en contra de las razones políticas y religiosas, que favorecen ó contrarían estos espectáculos; á ellos corresponden la disertación latina De hodierna Hispana comediæ, del jurisconsulto Ramos del Manzano, en su comentario á la Lex Julia et Papia , así como también una apología de las comedias españolas, y especialmente de las de Calderón, en 1682, por el Dr.
Damos al egregio Duque la más cumplida enhorabuena». Este indigno comentario tuvo dos días enfermo al nobilísimo Belinchón, pasados los cuales mandó sus padrinos a Maza. Pero éste contestó que mientras estuviese constituído en autoridad no podía batirse.
Esta es en substancia, la doctrina de Santo Tomás; que mas bien he traducido que no extractado. El cardenal Cayetano, uno de los entendimientos mas penetrantes y sutiles que han existido jamás, pone sobre este lugar un comentario digno del texto.
Palabra del Dia
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