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Actualizado: 22 de julio de 2025
Esta vez, exclamó alegremente el soldado viendo alejarse al viajero, si atrapo el cáncer del fumador, no será con colillas... Y encendiendo voluptuosamente un cigarro de banquero, continuó su interrumpida ronda de vigilancia. Hacía un calor sofocante apenas dulcificado por la brisa del mar.
Dejado el pueblo atrás y comenzando ya a descender la cambera por la otra vertiente del monte, nos hallamos tope a tope con los dos comensales de marras, que estaban tomando el sol arrimados de espaldas a un vallado y apurando unas colillas.
Cuánto más le miraba, entre brutalmente apasionada y sinceramente pudorosa, más fea se ponía; pero a él debiole parecer hermosa y codiciable como a Salomón la Reina de Saba, porque con voz melosa le dijo: ¡Paloma! La Mona quiso tenderse a sus pies sobre el montón de trapos para velarle el sueño destripando colillas y haciéndole pitillos, pero él volvió a llamarla como un animal a su hembra.
Doña Luisa visitó diariamente el taller, como una buena madre que cuida del bienestar de su hijo para que trabaje mejor. Ella misma, quitándose los guantes, vaciaba los platillos de bronce repletos de colillas de cigarro y borraba en muebles y alfombras la ceniza caída de las pipas.
El timbre sonó de nuevo en el silencio del escritorio y corrió el criado al despacho. Trae otro café. Sánchez Morueta fumaba el tercer cigarro, á juzgar por las dos colillas arrojadas á sus pies, sobre el pavimento de madera encerada, tersa como un espejo.
Gallardo recordaba confusamente haberla visto en su infancia en el paseo de las Delicias sentada al lado de su madre y cubierta de rizadas blancuras, como las muñecas lujosas de los escaparates, mientras él, mísero pillete, saltaba entre las ruedas del carruaje buscando colillas de cigarro.
Abandonando, con un disgusto manifiesto, aquel interesante tema, el portero preguntó cómo era la muchacha a quien se refería. Cuando el otro le hubo hecho una descripción de su exterior, dijo: Ya caigo. Es la señorita Ivanov. Viene a ver a sus amigos del tercero derecho... No deben tirarse las colillas al suelo; ¡no las barrerás tú después!
En éstas, muchos ruedos de fieltro, indicadores de los bocks consumidos, y grandes fosforeras con receptáculos de níquel llenos de colillas de cigarro. Los ventiladores zumbaban a todas horas, limpiando el ambiente de humo. El piso de mosaico ofrecía una nitidez propicia al resbalón.
Como era domingo y hacía una mañana hermosa, la Ribera de Curtidores estaba llena de gente: cada puesto de ropas usadas, trastos viejos, telas, clavos, armas, colillas y herramientas, tenía delante un grupo de gente que vociferaba y bullía, regateando con indescriptible griterío.
Tiene las prendas con que se cubre, destrozadas y llenas de remiendos, la gorra reluciente de mugre, las manos guarnecidas por escamas de roña, los ojos legañosos y el bigote quemado de apurar colillas; todo él es seboso y hediondo. Sus compañeros le llaman Pachín el Guarro.
Palabra del Dia
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