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Días atrás, cuando los balcones de Madrid se engalanaron con toda suerte de colgaduras en homenaje al Corazón de Jesús, creíamos que la capital de España se arrepentía y hacía enmienda de sus errores. Las elecciones nos demostraron que esta hipótesis era falsa. Madrid está perdido, y con él están perdidas todas las grandes ciudades españolas.

Edificios inmensos y sombríos, que son como una ciudad bajo un mismo techo; escaleras de mármol, suntuosas en apariencia; colgaduras, lámparas, espejos, alfombras, camas monumentales; muebles brillantes y todo lo que puede fascinar y excitar la vanidad, he ahí lo que constituye un hotel inglés, servido por criados que parecen miembros de Parlamento.

Se habían quitado las colgaduras fúnebres y abierto de par en par las ventanas, pero aquel salón conservaba, sin embargo, un aspecto singularmente glacial y solemne, con sus ensambladuras sucias y desnudas, sus sillas y butacas metódicamente alineadas junto a las paredes y su mesa redonda con tabla de mármol, que, en el vacío de la vasta pieza, parecía un velador de niño, olvidado allí por descuido.

Entonces se arrimaban a la pared las sillas de paja y las cuatro butacas descoyuntadas y bisuntas que ordinariamente andaban de acá para allá al capricho de los desocupados; se amontonaban las mesitas y los veladores en el cuarto obscuro ya conocido, y en la leonera y otro cuarto más por el estilo, que había a su lado, o en la cocina, y se convertía la mesa de billar en mesa de ambigú vistosamente adornada, en la cual se destacaban y lucían mucho las pilas de azucarillos y las bebidas refrigerantes en la cristalería de Periquet; se encendían las dos docenas de velas correspondientes a otras tantas palomillas de quita y pon que había a lo largo de las paredes y en cada cara de los dos pies derechos del medio; y con esto y unas colgaduras de tul de tres colores en las puertas, y unas guirnaldas de flores contrahechas, serpeando poste arriba en los dos mencionados, y con quemarse allí unas pastillas del Serrallo, o medio real de alhucema, resultaba el salón muy oriental y hasta espléndido, en opinión de los más descontentadizos y exigentes villavejanos.

Desde el 63 todo estaba cerrado allí; sólo se abría los días de limpieza. La casa tenía por habitantes el silencio, que se aposentaba en las alcobas, entre luengas colgaduras hechas a imagen del sueño, y la obscuridad se agasajaba en las anchas estancias. Por algunas rendijas la luz metía sus dedos de rosa, arañando las tapicerías.

Anunciábase desde el dia de la víspera con música de clarines y de un tambor, con acompañamiento de un alguacil y de un pregonero que recorría las calles de la carrera anunciando la fiesta, las cuales cubríanse de arrayán, y cuyas casas lucían ricas colgaduras, siendo entre todas las más vistosas las tapicerías que adornaban los muros exteriores de la iglesia, lanzándose cohetes que aumentaban la pública alegría.

Cuando hubo llegado a la plaza, hace detener en medio de ella su coche, manda cesar el repique de las campanas, y arroja a la calle todo el amueblado de la casa que las autoridades han preparado para recibirle: alfombrado, colgaduras, espejos, sillas, mesas, todo se hacina en confusa mezcla en la plaza, y no desciende sino cuando se cerciora de que no quedan sino las paredes limpias, una mesa pequeña, una sola silla y una cama.

Las paredes altísimas, simplemente enjalbegadas de cal, desaparecían en unas piezas bajo filas de cuadros antiguos, y en otras detrás de ricas colgaduras de colores vivos que el tiempo no lograba apagar.

Cuando la volvieron a Madrid, viva y sana por un milagro de Dios, alborotó la casa a berridos. Y no podía suceder otra cosa delante de aquellos espejos relucientes, entre aquellas colgaduras ostentosas, lacayos de luengos levitones y señoras muy emperejiladas, con lo arisca y cerril que ella iba de la aldea.

Rosas a los veinte años reviste al fin la ciudad de colorado: casas, puertas, empapelados, vajillas, tapices, colgaduras, etc., etc. Ultimamente consagra este color oficialmente y lo impone como una medida de Estado. La historia de la cinta colorada es muy curiosa.