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Quisiera que me mostraseis un joven más apuesto que maese Godfrey; un joven más robusto o que tuviera mejor cara que él cuando está despierto y de buen humor. ¡Bah! dijo el señor Macey, provocando a criticar con más severidad . Todavía no ha tomado su verdadero color; está más o menos como un pastel cocido a medias.

PUDDING DE COCIDO. Después de escurrir el caldo del cocido, se quita la piel de los garbanzos y se machacan bien; se repica la carne, gallina, chorizo, jamón, tocino, patata y todo lo que tenga el cocido.

Felizmente me he acostumbrado a no ser hombre de melindres. El caldo del cocido con su buen hueso y tuétano vale más que nada. Rosalía, por no contrariarle, a todo decía amén.

Pues á Velázquez no le gusta el arroz tan cocido, sino bien enterito decía á alguno de los parroquianos que lo prefería blando. Y después de comunicarle esta nueva interesante, quedaba sorprendida si el parroquiano aún se obstinaba en que se lo cociese más. Nunca acababa, si alguna comadre del barrio venía á beber una copa de aguardiente y la conversación recaía sobre el guapo.

Su comida, tan parca y mal guisada, que ni aun los bárbaros, que viven como brutos en las selvas, la hubieran podido aguantar tan largo tiempo; y pasó por las manos de muchos una calabaza, que le servía de olla, escudilla y vaso; de ordinario pasaba con maíz, sin otro aderezo que el que de suyo tiene este desabrido manjar, cocido en agua, y cuando sus enfermedades le obligaban, añadía un pedacillo de carne mal asada.

Yo no puedo ver el proceso de un duro que se transforma en patatas, sin imaginarme el proceso contrario, y me figuro que, previamente, se han cogido kilos y kilos del sabroso tubérculo, que se los ha cocido, que se los ha machacado, que se los ha sometido a diversos reactivos, que se los ha puesto en un alambique y que se ha obtenido el duro como resultado.

La mala sopa y el peor cocido con que Doña Antonia de Trastamara y Peransúrez le alimentaba eran tales, que no bastarían para mantener en pie á un cartujo. Y aún así, Doña Antonia de Trastamara y Peransúrez, tan noble de apellido como fea de catadura, solía quejarse de que el huésped no pagaba; horrible acusación que hiela la sangre en las venas, pero que es cierta.

Los cascos esparcidos semejaban pedazos de un cráneo, y el polvillo rojo del barro cocido que ensuciaba la colcha blanca pareciole al criminal manchas de sangre. Antes de pensar en borrar las huellas del estropicio, pensó en poner los cuartos en la hucha nueva, operación verificada con tanta precipitación que las piezas se atragantaban en la boca y algunas no querían pasar.

Importancia igual tienen otros hallazgos que se relacionan con Méjico. ¿Cómo han llegado á las pampas de Buenos Aires las figuras de barro cocido, que tanto abundan en las ruinas aztecas? El espíritu asombrado no nota la menor diferencia entre unas y otras; parecen salidas de los mismos moldes.

Después de cocido, se pasa la salsa por un tamiz, y si se quiere se espesa con yema de huevo desleída en caldo.