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Pero no por ello mamá y mi mujer dejaron ni dejan de llevar cuenta exacta del tiempo. Los clásicos cuarenta días pesan fuertemente, sobre todo en mamá, y aún hoy, con treinta y nueve transcurridos sin el más leve trastorno, ella espera el día de mañana para echar de su espíritu, en un inmenso suspiro, el terror siempre vivo que guarda de aquella noche.

Yo quisiera decir algo de ese clérigo que he visto en Maqueda, sucesor, a través de los siglos, del buen clérigo del Lazarillo. He hecho el viaje por saturarme de estos recuerdos de nuestros clásicos.

Ahora bien, ¿qué opinaba el Lope de Vega, poeta erudito, que aspiraba a igualar la gloria de los más altos poetas clásicos, de la obra que atropelladamente iba creando el otro Lope de Vega, poeta popular?

No, niño; no pierdas el tiempo. ¡Los clásicos! ¡Los grandes autores del siglo de Augusto! Virgilio... ¡el dulce Virgilio! Horacio.... Y si no tienes muy firmes tus latines, los clásicos españoles.... Fr.

Por jácara, más que por espíritu de erudición, D. Rodriguín se había prohibido en absoluto la lengua castellana, y hasta las frases más familiares y las más insignificantes expresiones las latinizaba con zandunga, entremezclando siempre en su charla trozos de los clásicos y fragmentos de verso y prosa, vinieran o no a cuento.

, , usted quiere jugar a los perros de Terranova exclamó el cura satisfecho al ver que estábamos más contentas. Tiene usted razón. La solterona de otro tiempo, aquella caricatura física de la mujer, ha dejado, casi, de existir. Ya no se encuentran aquellos buenos tipos clásicos de trajes anticuados y estrechos como sus ideas.

El ex buen mozo quería descansar, vivir bien, cuidar de su salud preciosa, y llegar en suma al tipo respetable e importante de los clásicos Mirandas. Lucía entró como un huracán, y alterada y trémula, le dijo: Levántate... ve a ver si coges en casa al señor Duhamel.... Pilar está malísima. Miranda se incorporó.

Sobrentendido 'juro': juro de guardarte... "Y por el ser que me ha dado El tuyo, que el Cielo guarde, De no bolvérmela al lado Hasta estar asegurado. De no hazértela covarde." D. Guillén de Castro, Las mocedades, I, vv. 60-64 y nota correspondiente de Said Armesto, CLÁSICOS CASTELLANOS. Respecto a la forma juro de, véase Said Armesto, 1. c., pág. 19, y Rodríguez Marín, Quijote, t.

Otros, aunque portugueses, alcanzan más gloria y nombradía por sus escritos en castellano, y se cuentan entre nuestros clásicos, como Jorge de Montemayor, Gregorio Silvestre y D. Francisco de Melo. Y otros que, si menos gloriosos, son en España muy conocidos por su laboriosidad fecunda, como Faría y Souza.

Dejó caer el libro que tenía entre las manos y las llevó á la cara murmurando: «¡Desgraciado FélixNo pensó en mismo. Antes que el fragor de la industria viniese á turbar sus arrobos clásicos en las alturas de Arbín transcurriría bastante tiempo, y él no contaba vivir mucho.