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Actualizado: 14 de junio de 2025


En este tiempo cuando los Catalanes llegaron á Constantinopla, y reconociendo las fuerzas que traian, les pareció á los Genoveses peligrosa la vecindad de sus armas; y así siempre se mantuvo entre estas dos naciones aborrecimiento y enemistad implacable que duró muchas edades, hasta que el valor de entre ambos se fué perdiendo, juntamente con el Imperio del mar, y cesó la emulacion por cuya causa muchas veces con varia fortuna se combatió.

Luego cesó de oír. Hablaba el confesor, y su voz, ahogada por la rejilla, gangosa y obscura por la costumbre del recato, llegaba hasta Pepita como el balbucear de un pequeñuelo: «

Cesó de hablar un momento y no hizo caso de la mirada de su amigo, que parecía preguntarle qué interés podía tener para él este relato. Estábamos al borde de un terraplén, apoyados en la valla, y nuestras cabezas quedaban al mismo nivel que las de los hombres agrupados en los vagones. El largo convoy, cuya cabeza tocaba ya la estación, iba avanzando lentamente.

Mi actitud debía demostrar, sin embargo, lo que ocurría en mi interior. ¡Demasiado tarde!... Podemos sufrir y aceptar el sufrimiento; podemos desesperar y vivir en la desesperación, pero ante la idea de que la felicidad hubiera sido para nosotros; de que la fortuna ha pasado a nuestro lado; de que para obtenerla sólo teníamos que extender la mano, que decir una palabra, y que hemos retirado la mano, y proferido ¡demasiado tarde! la palabra; ante esa idea el corazón cesó de latir...

No se ría usted tan fuerte, D. Melchor, que puede saltarle la dentadura dijo la joven, por cuyos ojos pasó un relámpago de cólera. El P. Melchor cesó de reír repentinamente.

La ocurrencia se celebró mucho y esto volvió el humor a aquel dañino animal. Supo contestar tan bien a la vaya que le daban sus amiguitas, que aquella tarde ganó fama imperecedera de cazurro y de pícaro. Moro se sentó al lado del conde, y mientras comían no cesó de inculcar en su alma la ventaja de traer al palacio de Granja una mesa de billar.

Esta cesó cuando Juan, tomándola a la tarde de la mano, la llevó, mientras que Pedro y Adela buscaban flores de saúco para Ana, a la sombra de un camino de rosales que daba al saucal, y donde había de trecho en trecho unos bancos de piedra, y al lado unos atriles, de piedra también, como para poner un libro.

Cesó al cabo la gresca por la misma razón que había empezado, esto es, por ninguna. Quedaron algunas mesas de dulces por el suelo y no pocas cestas de fruta volcadas. Los heridos se fueron á lavar al río, que estaba cerca. La danza siguió dando vueltas en torno del gran nogal. Á la condesa también le vino en apetencia el entrar en ella.

Siempre he dicho lo mismo, señora prosiguió lord Gray , y no ceso de repetirlo a mis paisanos. Y no digo nada cuando quieren echársela de guerreros y dan al viento el estandarte con el gato montés que ellos llaman leopardo. Aquí en España me ha llenado de asombro el ver que mis paisanos han ganado batallas.

Poco desviados de allí hicieron alto estos tres carros, y cesó el enfadoso ruido de sus ruedas, y luego se oyó otro, no ruido, sino un son de una suave y concertada música formado, con que Sancho se alegró, y lo tuvo a buena señal; y así, dijo a la duquesa, de quien un punto ni un paso se apartaba: -Señora, donde hay música no puede haber cosa mala.

Palabra del Dia

consolándole

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