Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !
Actualizado: 17 de junio de 2025
Pero Lázaro era de esos seres extraordinarios en quienes es virtud la intransigencia, porque, firmes en la moral de su derecho y lógicos consigo mismos, someten la voluntad a la razón, prefiriendo antes la propia estima que la hipócrita y baja transacción con el error ajeno. Cerró la noche lluviosa y triste.
La condujo a una pieza aparte, cerró la puerta, y le tomó las manos diciendo: Aquí nadie puede oírnos, Marta. Satisfaced mi ardiente curiosidad. ¡Vuestra Laura quedará hoy libre! ¡Quiera Dios que vuestra esperanza se realice!
Juan González le será siempre agradecido. ¿Quisiera usted darme, Padre Ministro, una carta o papel de recomendación? El Padre Hurtado tomó una cuartilla, la partió cuidadosamente en dos, guardando una mitad para uso futuro, y trazó en el papel breves renglones. La metió dentro de un sobre, lo cerró y dirigió, y lo entregó a Juan González.
Cerró cuidadosamente la puerta que teníamos apenas entreabierta, y pasando por el interior de la casa llegamos a la puertecilla de atrás, junto a la cual estaban los caballos. En torno del pabellón había un camino destinado a los coches. ¿Tiene usted a mano el revólver? preguntó Sarto. No, quiero caer sobre ellos espada en mano repliqué. ¡Diantre!
Mientras tanto... ¡a vivir! Y vivió todavía algunos años, unas veces en Madrid, otras en las grandes ciudades del extranjero, hasta que al fin el administrador cerró este período de alegres prodigalidades enviando su dimisión, sus cuentas, y con ellas la negativa a seguir remitiendo dinero.
Pestañeó la niña dos o tres veces, y luego cerró los ojitos, mientras su madre no cesaba de arrullarla con una nana aprendida del ama, una especie de gemido cuya base era el triste, ¡lai... lai!, la queja lenta y larga de todas las canciones populares en Galicia.
Huberto cerró el estuche y lo puso en la bandeja, no sin ahogar un suspiro; hasta murmuró: ¡Quién sabe!... En fin, mejor es que sea así... ¡Ah, María Teresa! ¡eres tan linda, sin embargo! Luego, filosóficamente, bebió su té, estiró el brazo, tomó un diario, y se puso a leer. Tal fue la oración fúnebre de lo que Huberto creyó ser, de su parte, un grande y delicado amor.
Concluída la redowa, la hermosa señorita siguió jugando en el teclado. Primero, escalas rapidísimas, cuyas notas se desgranaban como las cuentas de un collar; luego pasajes favoritos, temas predilectos, un fragmento melódico, arrullador y deleitoso. De pronto, cuando menos lo esperaba yo, dejó su asiento la tocadora. Cerró el piano y corrió a la ventana. ¡Linda, hechicera criatura!
Se encuentra éste en un cerro situado al S. del río llamado Diquiran, á una altura de 20 metros, donde aparece una beta de carbón, cuya dirección es de E. á O. con una inclinación de N. á S. de 25°, encontrándose otra ascendiendo en la misma dirección, cuya clase es superior á la primera, en una inclinación de 50°, siendo su altura sobre el nivel del río Diquiran de unos 40 metros.
Tienen muchos metales de plata, y solo usan del plomo romo, por lo suave y fácil de fundir. En dicho valle hay un cerro que tiene mucha piedra iman. Tres leguas mas abajo está el paso, por donde se vadea el rio á caballo en tiempo de cuaresma, que lo demas del año viene muy crecido.
Palabra del Dia
Otros Mirando