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Tenía dos compañeros: Cabritilla, empleado en la administración del barrio central, tieso, y amarillo como una vela de entierro y el petulante teniente Conceiro, hábil tocador de viola francesa. Mi existencia se deslizaba equilibrada y tranquila.

¡Calculen ustedes lo hermosa que hubiera lucido la primera página de La Prensa, con títulos como estos: El tren Central atacado por Estenoz. Heróica defensa de los pasajeros. Nuestro querido compañero Fulanito de Tal, fué la estrella de la jornada, y á su buena puntería y control con hombres en bases se debió la victoria.... Ya no desembarcarán los americanos. Presentación de Ivonet.

D. Miguel de Azcuenaga, se dijo: Que en la hipotesis de que haya terminado la representacion de la Suprema Junta Central de España, en lo que está el mayor número de votos, es el suyo, reasuma el mando el Exmo. Cabildo con voto activo del Sr.

Fortunata se le puso delante cuando volvía hacia la mesa central. «Tenía que hablar contigo... Como no se te ve... ¡Ay, qué amigas estas, se muere una sin que le digan nada!». Algo se tranquilizaba Aurora con este lenguaje, y sonriendo contestó: «Hija, con tantas ocupaciones, no tiene una tiempo para visitas. Pensé ir a verte... Pero siéntate». Estoy bien así... Pronto despacho.

En la gran nave central del trascoro había muy pocos fieles, esparcidos a mucha distancia; en las capillas laterales, abiertas en los gruesos muros, sumidas en las sombras, se veía apenas grupos de mujeres arrodilladas o sentadas sobre los pies, rodeando los confesonarios. Aquí y allí se oía el leve rumor de la plática secreta de un sacerdote y una devota en el tribunal de la penitencia.

La lucha entre los poderes locales y el poder central, fue por aquellos tiempos en estremo porfiada, especialmente en Aragón, y sobre todo en la ciudad de Teruel, y aunque las Córtes de Monzon celebradas en 1585 decidieron que las ciudades y comunidades de Albarracin y Teruel podían acudir al Justicia como todos los aragoneses, pero que no podían hacerlo en los casos en que se lo prohibiese algún fuero o ley particular: esta sentencia no dejó satisfechos ni a los partidarios de la autoridad real ni a los defensores de los fueros: cada cual la interpretaba a su modo cuando era menester aplicarla, y en tal estado las cosas, llegaron las alteraciones y sublevación de Zaragoza, de los años 1591 y 1592.

Deben exceptuarse los techos de las naves que son muy hermosos, enteramente de piedra y con muy buenos relieves, y el vasto coro central, cuya sillería posee riquísimas esculturas en madera, y cuyos dos órganos colosales son de mucho mérito.

Me amenazan grandes penas y trabajos y conviene restaurar las fuerzas. Me muero de impaciencia por hablar con Narcisito. Tengo mil cosas tristes que decirle ¡Cuantas novedades desde ayer a hoy! Ya es inútil que se presente a mamá. Sería muy mal recibido. Las diez. Voy a hablarle. Central... comunicación con el 4.500.

Sentían cierto orgullo al estar próximas a una de aquellas señoritas que sólo habían visto de lejos, asomadas a los balconajes del castillo central.

Habíanse apagado las luces del combés para evitar que algún curioso pudiese ver la ceremonia desde las cubiertas del castillo central. Estaban en la obscuridad, silenciosos, encogidos, lo mismo que si preparasen un crimen. Eran fantasmas negros en torno de un cajón blanco inclinado hacia el mar. No teman más luz que la de las estrellas.