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Actualizado: 21 de septiembre de 2025
El padre Venancio y el padre Antolín se querían tan entrañablemente como dos hermanos, se entiende como dos hermanos que saben quererse y no andan al morro por centavo más o menos de la herencia. En el mismo día habían entrado en el convento, juntos pasaron el noviciado y el mismo obispo les confirió las sagradas órdenes.
Cuando me casé con ella la finca en que vivís estaba hipotecada. Yo la he desempeñado con mi dinero y al marcharme se la he dejado sin reclamar un centavo. Ya os he hecho, pues, bastante regalo. Pero oye, Fabriciano, ¿la finca no ha producido nada en los diez años que el padre la ha explotado? ¿Que si ha producido, compadre? ¡Una mina de oro! ¡El oro en pepitas, niño!
Siguiose a esta escena la de un jugador perdidoso que había perdido el último centavo, y necesitaba armarse para volver a jugar. Dejó un reloj, tomó diez, firmó quince, y se despidió diciendo: Tengo corazonada; voy a sacar veinte onzas en media hora, y vuelvo por mi reloj.
»Mi querido hermano, no quiero reprocharte el que no hayas sabido conservar tu fortuna: lejos de mí el pensamiento de mezclarme en cosas que no me importan; pero, en el punto en que estamos, me permitiréis os diga que vuestra propiedad está gravada de deudas y que vuestras hijas, fuera de un ajuar que, quiero creerlo, será rico, no podrán contar con un centavo de dote.
Estoy sin un centavo; mi amigo no la conoce a usted... es un hombre ordinario... y como hemos dado ya más de lo que valen los adornos que tiene usted ahí... ¿Pero no sabe usted que tengo repartidos los billetes para el baile de esta noche? Es preciso darlo o me muero del sofoco... Yo, señora...
Lo que usted quiera, pero esto es así y no de otro modo. Por lo tanto, no dejaré a usted sacar ni un centavo del Banco. Me someto, porque me falta la firma; pero en cuanto a registrar la caja, ¡venga usted a impedírmelo! De una manotada cogió el llavero de sobre el pupitre y se abalanzó a la caja de hierro. Míster Robert le dejó hacer.
58 Pues cuando vas al magistrado con tu adversario, procura en el camino librarte de él; para que no te arrastre al juez, y el juez te entregue al alguacil, y el alguacil te meta en la cárcel. 59 Te digo que no saldrás de allá, hasta que hayas pagado hasta el último centavo.
El rincón, allá contra la pared, es el cuarto de dormir de las muñequitas de loza, con su cama de la madre, de colcha de flores, y al lado una muñeca de traje rosado, en una silla roja: el tocador está entre la cama y la cuna, con su muñequita de trapo, tapada hasta la nariz, y el mosquitero encima: la mesa del tocador es una cajita de cartón castaño, y el espejo es de los buenos, de los que vende la señora pobre de la dulcería, a dos por un centavo.
Las monedas de plata son el sucre, la peseta, equivalente a veinte centavos, el real de diez centavos y el medio real. Hay monedas de menos valor, es decir, de cinco y de dos centavos, de un centavo y de medio centavo. La capital de la nación es Quito, con unos 75,000 habitantes. Está situada en las montañas, a una altura de más de 9,000 pies, en una fértil meseta.
En los negocios y en el lenguaje comercial de las ciudades la unidad es el bolívar; pero en el habla del pueblo se hace una distinción entre el peso de cuatro bolívares y el fuerte, unidad tradicional que tiene el valor de cinco bolívares. También se usan las palabras centavo, o sea la centésima parte de un fuerte, y real, que tiene el valor de diez centavos.
Palabra del Dia
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