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Actualizado: 21 de mayo de 2025
Madre, tráiganos usted también pan y queso y algunos chorizos, porque éstos son amigos á quienes yo estimo por encima de todos los del llano. La tía Agustina los saludó cariñosamente. Cediendo á las instancias de su hijo, se presentó inmediatamente con un enorme pan de escanda tan oscuro como sabroso, y poco después un queso fresco y chorizos, fabricado todo de sus manos.
Torrelavega, la primera y más linda villa de la provincia, aunque sobre la carretera nacional y conteniendo desde muchos años hace un comercio considerabilísimo, y, por consiguiente, de población menos típica que otras de la Montaña, ha perdido también los pocos rasgos que la distinguían, cediendo á la influencia minera, y más aún á la del ferrocarril que penetra en su jurisdicción.
Vamos, no diga usted esas cosas; ¡qué se ha de morir! La enfermedad tendrá que ir cediendo poco a poco, se curará usted y se pondrá sana y gorda que dará gusto verla. En vez de animarse con estas palabras, doña Gertrudis se enfureció.
He aquí esa curiosa observación: «Cuántas reputaciones poéticas ha muerto la manía del volumen, y cuántos arrepentimientos para el porvenir se crean los jóvenes que, cediendo a una vanidad pueril, se apresuran a coleccionar prematuramente las primeras e insípidas florecencias del espíritu, ensayos en prosa o verso...»
Desempeñaba éste a la sazón el oficio de ugier de cámara y el Rey le autorizó para que se lo traspasase a su yerno, sin duda, como regalo de boda. En 1642 agravada la insurrección de Cataluña y cediendo Felipe IV a las instancias de su esposa doña Isabel, ordena jornada al Principado rebelde; saliendo de aquella inacción sólo interrumpida para cazar en el Pardo o ver comedias en el Retiro.
Ambos marchaban despacio, porque la cojera del Rey exigía un lento y cauteloso modo de sentar los pies. Cristina hablaba poco de negocios políticos, y hacía pronósticos alegres sobre la salud de su marido. La gota, según ella decía, iba cediendo, y era de esperar que en el próximo invierno no hubiese ataques fuertes.
Blanda coraza que se presta y se pliega, cediendo sin ceder del todo. Fué una revolución análoga á la de Gustavo Adolfo cuando aligeró á sus soldados de las pesadas armaduras de hierro, cubriendo el pecho con una coraza de sólido cuero de camello, aunque poco pesado y suave. Revolución atrevida, pero prudente.
Y habiendo vuelto esta última, á la una del dia, con la noticia de no haber hallado novedad alguna, determinaron los caciques el marchar aquellas horas: pero nuestro Comandante se opuso, por no haber venido la partida primera que se habia despachado, sobre que tuvieron sus contiendas; pero al cabo, cediendo á las instancias de los caciques, marchamos.
El jugador se hizo todavía un poco de rogar; pero al fin, cediendo á las instancias reiteradas del concurso, dejó la bolsa sobre la mesa y dijo á D.ª Feliciana: Pues bien, ofrézcame usted las rosquillas. D.ª Feliciana se levantó con la sonrisa en los labios, tomó el plato de los cuartos y se fué hacia él en ademán humilde y presentándoselo.
Nos instalaremos en Burdeos, como en 1870. El enemigo va á llegar: es asunto de días... de horas. Sabemos poco de lo que ocurre, pero todas las noticias son malas. El ejército se mantiene firme, aún está intacto, pero se retira... se retira, cediendo terreno... Créame, lo mejor es marcharse de París.
Palabra del Dia
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