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Actualizado: 28 de junio de 2025


8 Y el niño jugará sobre la cueva del áspid; y el recién destetado extenderá su mano sobre la caverna del basilisco. 9 No harán mal, ni dañarán en todo mi santo Monte; porque la tierra será llena del conocimiento del SE

Al pensar esto, el propósito de condenarse a oscuridad perpetua triunfaba en su ánimo de una manera completa. Pero esta oscuridad sin familia y sin afectos era el cenobitismo más triste que puede imaginarse. Y aquí, en esta lóbrega caverna sin salida, terminaban las excursiones mentales del misántropo. Pero la salida no era absolutamente imposible.

Si quisieras levantarme dos dedos del suelo con el pico y abanicarme con tu ala, con esto tendría bastante para tomar vuelo y dirigirme a mi caverna, donde mi madre y mis hermanas, las tormentas, se emplean en remendar unas nubes viejas que yo desgarré. Allí me darán unas sopitas y cobraré nuevos bríos

Acercaos á ver á esa supuesta fiera en su caverna: no solo no hallareis en el semblante de Abde-r-rahman el ceño torvo y la pupila sangrienta, sino que su persona, su gesto, sus ademanes, sus palabras, su vivir y todo lo suyo, os cautivarán el corazon.

No lejos de la caverna, gran laboratorio de la naturaleza, donde se ve la formación de un arroyo gota á gota, se abre un valle tranquilo en el fondo del cual brota otra fuente. Sale también de la roca, pero esta roca no se levanta perpendicular como la de la gran caverna; se ha inclinado á consecuencia de algún desprendimiento.

Y yo creo que el caso no era para menos. Dígasele a un hombre de las ciudades, hecho a todas las molicies de una vida regalona: «vas a vértelas mano a mano con una bestia de las más feroces y temibles, en el fondo de una caverna del monte, expuesto a que la fiera no esté sola y necesites defenderte de otra o de otras del mismo linaje»; y a ver qué carnes se le ponen a ese sujeto, por templado que sea.

Si yo me quiero matar ¿quién me lo puede impedir? Pero misma, sin auxilio de nadie, ¿no comprendes que a Dios no puede agradar que nos quitemos la vida?... ¡Pobre criatura abandonada a tus sentimientos naturales sin instrucción, ni religión, sin ninguna influencia afectuosa y desinteresada que te guíe!... ¿Qué ideas tienes de Dios, de la otra vida, del morir?... ¿De dónde has sacado que tu madre está allí?... ¿A unos cuantos huesos sin vida, llamas tu madre?... ¿Crees que ella sigue viviendo, pensando y amándote dentro de esa caverna? ¿Nadie te ha dicho que las almas una vez que sueltan su cuerpo jamás vuelven a él? ¿Ignoras que las sepulturas, de cualquier forma que sean, no encierran más que polvo, descomposición y miseria?... ¿Cómo te figuras a Dios? ¿Como un señor muy serio que está allá arriba con los brazos cruzados, dispuesto a tolerar que juguemos con nuestra vida y a que en lugar suyo pongamos espíritus, duendes y fantasmas que nosotros mismos hacemos?... Tu amo, que es tan discreto, ¿no te ha dicho jamás estas cosas?

Los guerrilleros, después de tantas fatigas, sentían necesidad de reposo; apoyó, pues, cada cual su fusil en la pared, y uno a uno fueron tendiéndose en el suelo. Marcos Divès les abrió la segunda caverna, donde encontraron, al menos, un poco de abrigo; luego salió con Hullin para examinar la posición.

Por lo tanto, Rogerio Chillingworth, el hombre hábil, el médico benévolo y amistoso, trató de sondear primero el corazón de su paciente, rastreando sus ideas y principios, escudriñando sus recuerdos y tentándolo todo con cautelosa mano, como quien busca un tesoro en sombría caverna.

Palabra del Dia

rigoleto

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