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Actualizado: 4 de junio de 2025
Sí, sí... ¡Pero qué infame!... Anda, que los dos estáis buenos. Tal para cual. Las relaciones criminales siempre acaban así. Uno se encarga de castigar al otro, y el que castiga ya encontrará también su trancazo en alguna parte. Pues estás lucida... Tras de cornuda, aporreada, y después sacada a bailar.
Sí; sí, señor, porque son muchas desgracias. ¡Válgame Dios! dijo el padre Aliaga ; la vida es una prueba... Sí; sí, señor, una prueba muy amarga. Pedid fuerzas á Dios, y Dios os las dará. ¡Dios me castiga! exclamó Montiño en una tremenda salida de tono, chillona, desesperada y rompiendo al mismo tiempo á llorar.
Yo no había medido toda la violencia de una pasión que, á pesar del grito airado y fiero de la conciencia, que á despecho del sangriento azote con que el espíritu la castiga, rompe todo freno y sale vencedora.
Si la señora quiere enseñar a esa niña como es justo, ¿va a consultarte a ti el cómo lo ha de hacer? ¿Sabes tú tan siquiera lo que es educar niños? ¡Si la castiga allá lo tendrá de premio, que así la hará una mujer trabajadora y honrada! Algún día le dará las gracias. ¡Sí, las gracias! Desde el cementerio se las dará. De un mes a esta parte la niña está desconocida.
Son inclinados estos naturales, como todos los indios, a la embriaguez, pero no la practican, porque no tienen proporciones para ello, y porque se castiga al que se embriaga; si alguno cae en este vicio es por causa de algunos inconsiderados españoles, que por obsequiarlos les dan bebida.
Era la justicia patriarcal y sencilla del buen rey de las leyendas saliendo por las mañanas á la puerta del palacio para resolver las quejas de sus súbditos; el sistema judicial del jefe de cabila sentenciando á la entrada de su tienda. Así, así es como se castiga á los pillos y triunfa el hombre honrado y hay paz.
2 puestos los ojos en el Autor y Consumador de la fe, Jesús, el cual, habiéndole sido propuesto gozo, sufrió el madero, menospreciando la vergüenza, y fue sentado a la diestra de Dios. 4 Que aún no habéis resistido hasta la sangre combatiendo contra el pecado; 6 porque el Señor al que ama castiga, y azota a cualquiera que recibe por hijo.
Pocos libros, poca gramática por ahora..., es mejor el Catecismo, pero bien explicado..., hasta que conozca a Dios, al verdadero Dios, al Dios de los pobres; al Dios que los riñe, los castiga y los premia según sus leyes inmortales, que no se mudan ni se corrompen como las leyes del Dios de ciertos personajes.
Al cabo de un instante, el cura tosió, para aclararse la voz, y dijo: Por encima de la amistad que hace traición y del amor que desilusiona, hay, sin embargo, Magdalena, algo, o más bien, alguien que usted olvida... Le miré con incertidumbre. Está Dios continuó en un tono majestuoso que me conmovió; Dios que castiga las traiciones y consuela a los engañados...
El paso de aquellas gentes lo había destruído todo; no quedaba en el castillo otro alimento que unos pedazos de pan duro olvidados en la cocina. «Y hay que vivir, señor... Hay que vivir, aunque sólo sea para ver cómo los castiga Dios...» El viejo levantó los hombros con desaliento: ¿Dios?... Pero aquella mujer tenía razón: había que vivir.
Palabra del Dia
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