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Actualizado: 30 de junio de 2025
Á media noche fué preciso administrarle un substancioso potingue, que fabricaron la hermana del fotógrafo de arriba y la mujer del carnicero de abajo, con huevos, Jerez y caldo de puchero. «No sé qué me pasa decía el Peor; pero ello es que parece que se me quiere ir la vida.» El suspirar hondo y el llanto comprimido le duraron hasta cerca del día, hora en que fué atacado de un nuevo paroxismo de dolor, diciendo que quería ver á su hijo; resucitarle, costara lo que costase, é intentaba salirse del lecho, contra los combinados esfuerzos de Bailón, del carnicero y de los demás amigos que contenerle y calmarle querían.
Carnicero, y en ellas trataba de hacerse pasar por uno de los más ardientes devotos de la causa del Altísimo, no estaba resueltamente decidido a embarcarse de un modo definitivo en tan arriesgado golfo.
Otras muchas cosas supo y vio que no son para referidas a la ligera. Sus relaciones con gente de varias clases le informaban de todo. Pipaón, D. Felicísimo Carnicero y el marqués de Falfán no hacían misterio de los planes apostólicos, y Genara, furibunda sectaria del sistema del justo medio o de la conciliación, era el órgano más feliz que imaginarse puede de los pensamientos de aquel astuto Sr.
Duval es carnicero, y bajará al sepulcro. El ama del pasaje de Vero-Dodat es salchichera, y salchichera se irá á la sepultura. Aquí encuentro yo ese carácter consecuente, austero, honrado y laborioso, que distingue á los pueblos del Norte, á la raza sajona.
Después de la famosa riña en la fuente de la Reina, la huerta entera estuvo varios días hablando de los amores de Roseta con el nieto del tío Tomba. El carnicero de Alboraya bufó de coraje contra su criado. ¡Ah, grandísimo pillo! Ahora comprendía él por qué olvidaba sus deberes, por qué perdía las tardes vagando por la huerta como un gitano.
Total: que el carnicero despidió al muchacho, y su abuelo le buscó colocación en Valencia en casa de otro cortante, rogando que no le concediesen libertad ni aun en días de fiesta, para que no volviera á esperar en el camino á la hija de Batiste. Tonet partió sumiso, con los ojos húmedos, como uno de los borregos que tantas veces había llevado á rastras hasta el cuchillo de su amo.
Aqueste á Santa Cruz poblò primero, Y á los Charcas salió, dó la obediencia De lo poblado dió este caballero, Al Presidente, Oidores de la Audiencia. Entre los indios era carnicero, Por donde le pagaron su impaciencia En Boitimí, que el pueblo así se llama, Al pié de un alto cerro de gran fama. Añapureyta el cerro tiene nombre, A donde el Diablo canta, decir quiere.
Regresaba a su pueblo; quería aprovechar la tarde, pues hombres como él sólo corren los caminos de noche cuando hay necesidad. Le acompañaba el carnicero de su pueblo, un mocetón admirador de su fuerza y su destreza, un satélite que le seguía a todas partes. El diputado los despidió con afabilidad felina.
Pocos días después hallábase instalado en habitación propia que alquiló en la calle del Duque de Alba, no lejos de D. Felicísimo Carnicero, de felicísima recordación. En Madrid no encontró novedad alguna, pues no merece tal nombre el furor con que todo el mundo fraguaba levantamiento s y sediciones.
Unos le hacían hijo de un carnicero de Sevilla; otros le declaraban granuja de la playa de Málaga en su juventud. Lo que se sabía de positivo, era que hacía ya muchos años había aparecido en Madrid como parásito de un título andaluz, el cual, después de haber disipado su fortuna, se saltó los sesos.
Palabra del Dia
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