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Actualizado: 6 de julio de 2025
¡Hola! ¿estás tú aquí? No me han dicho nada dijo en un tono entre cariñoso y displicente. Claro que no le habían dicho nada, ni había para qué. García, en opinión de los criados de la casa, no representaba nada porque traía el chaquet raído, los pantalones deshilachados, el sombrero con grasa y las barbas terriblemente aborrascadas.
Por eso acogió con gratitud las muestras de cariñoso interés que Araceli empezó a darle. Gonzalo, tenga usted cuidado con esa ramita que le va a dar en la cara. No vaya usted tan a la orilla que ese animal puede resbalar y caer en la cuneta. ¿Ve usted qué aire se ha levantado? ¿Por qué no alza usted el cuello de la americana?
Baldomero era juicioso, muy bien parecido, fornido y de buen color, cortísimo de genio, sosón como una calabaza, y de tan pocas palabras que se podían contar siempre que hablaba. Su timidez no decía bien con su corpulencia. Tenía un mirar leal y cariñoso, como el de un gran perro de aguas.
D.ª Eloisa volvió a insistir, preguntando con acento cariñoso: Entonces, ¿cuál es la razón de su retraimiento, pícaro? Señora, comprendo que a D. Miguel no le gusta mucho que salga de noche; pero la principal razón es que la mayor parte de los días estoy rendido... ¡Como me levanto a las cuatro de la madrugada!... Otras veces necesito rezar un poco...
Estas preguntas fueron hechas en tono franco y cariñoso, y Octavio, un poco aturdido, balbució: Prisa, precisamente... no... pero... Pues si no tiene usted prisa, es usted de la partida. Señores, en marcha.
Junto a la cama, arriba del buró, el cuadrito de San Luis Gonzaga. Enfrente, sobre la cómoda, el retrato del abuelito. A un lado un estante lleno de libros, y cerca de la ventana el pupitre del escolar, el negro pupitre de estudiante, compañero cariñoso del niño, confidente de sus amarguras, casi testigo de sus triunfos, mudo depositario de sus esperanzas.
Se me figura que estás soñando; no dices más que desatinos... Despierta, hombre, despierta... o espera un poquito, yo te voy a despertar..., ¡pero mira de qué modo tan dulce!...» Y, en efecto, la hermosa monja se acercó todavía más y le tomó el rostro entre sus delicadas manos con ademán cariñoso. Después fue aproximando el suyo lentamente y le dio un tierno y prolongado beso en la frente.
Ahora viene lo que llaman el alegato de bien probado. Pero hasta que pase el verano no habrá nada. El abogado me da grandes esperanzas. ¡Si esto se resolviera pronto para pagar a Melchor y escapar del lazo que me tiende!...». Pensando en Juan Bou, que a menudo la obsequiaba, decía: «¡Pobre Bou! Es el animal más cariñoso que conozco. Le quiero como se quiere al burro en que salimos a paseo».
Yo si te veo, te veo a todas horas, y no en retrato. Entorno los ojos, y luego apareces delante de mi, igualito, como eres.... Y te hablo, y me hablas, y eres conmigo muy cariñoso, muy tierno! Y me miras, y te miro.... Entonces soy dichosa, muy dichosa, y siento que soy la más feliz de las mujeres. Pero cuando me pongo triste y con ganas de llorar, entonces cierro los ojos y... ¡no te veo!
Un sentimiento de orgullo le invadía al contemplar a su familia tan esplenderosa en aquel ambiente cargado de luz y de perfume, y hasta ciertos instantes le faltó poco para llamar a Amparito y hacerle un cariñoso saludo.
Palabra del Dia
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