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Actualizado: 11 de julio de 2025
Con el cigarro en la boca y las riendas sueltas en el cuello del caballo, Raúl volvía a Candore soñando con el perfil que había vislumbrado un instante en la ventana abierta y tan pronto vuelta a cerrar.
La semana siguiente dejó Juana el castillo de Candore, triste pero resignada, llevándose con la débil prenda de su amor el recuerdo del pasado y la promesa consoladora del porvenir.
Julieta no había encontrado todavía a Raúl en el castillo. Por otra parte, por muy galante que le supusiera la de Candore, temía mucho más a los encantos reales de la joven inglesa que a la belleza discutible de su reemplazante. Julieta, en efecto, no era lo que se llama bonita, a pesar de su perfil de camafeo, su tez mate y sus grandes ojos negros.
Aquí tiene usted la partida de nacimiento de Raúl Carlos, nacido del matrimonio que contrajeron irregularmente en Inglaterra miss Juana Dodson y el conde Raúl de Candore. Y vea usted el telegrama dirigido a la señorita Blanca de Candore en el día de su boda, y que me acuso de haber interceptado para evitarle un dolor inútil añadió sencillamente la empleada.
Siéntate, querida mía y cuéntame tus infortunios, que estoy pronto a vengar como galante caballero. ¿Mi hermana te ha hecho rabiar? ¿Mi madre te ha puesto mala cara o mi tío demasiado buena? La señora de Candore ha despedido a la institutriz de su hija, Raúl; acaso acogerá a la mujer de su hijo. ¡Oh!
Cuento sobre todo con tu corazón. Una vez sola, la de Candore tuvo una sonrisa de triunfo. El cascabel está puesto, dijo. Con tal de que Raúl no le quite... Ahora lo urgente es despedir a la institutriz.
Aquel era evidentemente el plan de la señora de Candore, cuya prudencia maternal había desconocido... Y más todavía el deseo del tío Neris, que encontraría difícilmente mejor partido y no regatearía para asegurar la dicha de su hija. Además, se pondrá tan contenta la pobre muchacha... pensaba con la magnanimidad de un príncipe, retorciéndose el fino bigote.
El nombre haría muy mal papel sin la fortuna, amiga mía. Lo poco que yo tengo... Lo poco que tú tienes podría apenas bastar para tu hijo, pero de ningún modo para el vizconde de Candore. Sé, pues, razonable, te lo ruego, y ten confianza en mí como yo en ti. ¿Piensas que te dejo con gusto, joven y bonita como eres, expuesta a todas las tentaciones del aislamiento? Yo no estoy sola.
El resultado de su diplomacia fue que la semana siguiente Julieta Raynal daba su primera lección en Candore ante la mirada severa de la condesa, benévola de Neris e indiferente, al menos en apariencia, del joven conde. Julieta iba ya todos los días al castillo, donde todo el mundo le hacía la más simpática acogida. Blanca estaba encantada de su institutriz.
En las pocas circunstancias delicadas en que había intervenido indirectamente, Raúl no lo había jamás sospechado y había atribuido a su iniciativa, a su voluntad y a su energía decisiones que hubiera sido incapaz de tomar solo. Lo que yo defiendo es vuestra herencia, hijos míos había declarado redondamente la de Candore a su hijo.
Palabra del Dia
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