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Ya lo creo, no tenía la misma opinión de él. Pues ¿y mi tía? Su tía es la que da la voz y el voto aquí, menos a , que, al fin y al cabo, uno de estos días le voy a dar un susto haciendo desbocar los caballos y echándola a una zanja por exaltada. ¿Entonces yo debo pelear contra don Buenaventura? ¡Pues ya lo creo, y ahí va un pelotazo más!

Naturalmente, él no me oye; pero los caballos no se mueven ya, porque los puños de Juan son de hierro.

Las pisadas y el relinchar de los caballos, los gritos de los vendedores ambulantes, el choque de las armas, las voces de borrachos pendencieros, las carcajadas de hombres y mujeres, todo aquel clamor se elevaba y se cernía, como la neblina en el pantano, sobre las calles obscuras y atestadas de la gran ciudad.

¡Alejandro! gritó don Benito al cochero, a Palermo por el Bajo... El carruaje dio vuelta, y los caballos tomaron el trote largo a un simple chasquido del látigo de Alejandro.

Abierta una puerta de Galípoli, se arrojó con sus seis caballos sobre el enemigo desalentado de la fatiga del calor, y las armas; siguiéronles los cien hombres, y con poca resistencia todo lo vencieron, y degollaron. Tomaron los vencidos la vuelta de sus galeras, apretados siempre de sus enemigos, perecieron casi todos en el alcance.

Moro y Rosillo, se llamaban los caballos que montábamos, eran hermanos, y siempre habían comido en una misma tina, estando en esto explicado, el por qué al buscarse ellos, nos acercaban á nosotros. Al pronunciar Ninay el nombre de su novio, no lo hizo balbuceando ni mucho menos, aquel estaba ya admitido por sus mayores, y por lo tanto la cosa era muy natural y corriente.

Había días en que el carruaje de don Pablo llegaba entre una nube de polvo, a todo correr de sus cuatro briosos caballos, para depositar en Marchamalo un cargamento de chiquillos, casi una escuela.

Las voces de éstos, el galopar de los caballos y los ladridos de los perros resonaron ruidosamente en todo el bosque. Oíanse todavía los gritos con que animaban á los sabuesos: "¡Sus, Bayardo, Moro, Lebrel! ¡Sus, Sus!" cuando resonó de nuevo el trote de los caballos y apareció un grupo de cazadores á pocos pasos de Roger.

¿Un burro, señorito? ¿Un burro precioso? ¿Un burro mejor que los caballos? ¿Vamos a Aldeaparda? ¿Vamos a la Erbeda? Acercose Baltasar a las niñas de corto, y dijo a Nisita: ¿Una vuelta por el campo? A la chiquilla se la encandilaron los ojos, y soltando la pelota, echó los brazos al teniente con sonrisa zalamera.

Los habitantes del país, mejor pertrechados, les prestaban sus carabinas cuando habían de perseguir á algún bandolero. Sus caballos eran los más flacos y peor alimentados de toda la comarca. Vivimos en una nación federal siguió diciendo el comisario , y únicamente las provincias, por ser autónomas, tienen bien organizada su policía.