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Actualizado: 8 de julio de 2025
Era muy avaro y sumamente excéntrico. Omitiendo las mil aseveraciones contradictorias que corrían por toda la Mancha acerca de su caballerosidad o de su avaricia, de su ingenio o de sus no comprendidas chifladuras, dejaremos que se nos muestre él mismo en la carta que escribió a Isidora, y que copiamos a la letra: «El Tomelloso, a 9 de febrero de 1873.
El orden se había por completo restablecido en Laycacota, y todos los vecinos estaban contentos del buen gobierno y la caballerosidad del justicia mayor. Pero en 1667, la Audiencia tuvo que reconocer al nuevo virrey llegado de España. Era éste el conde Lemos, mozo de treinta y tres años, a quien, según los historiadores, sólo faltaba sotana para ser completo jesuíta.
ALCALDE. Visto, que, sobre ser el testigo de mala ley, se permite faltar á la Justicia con palabras subversivas.... ALCALDE. ¡Al orden!... Y considerando las facultades que me asisten, y asimismo la caballerosidad del demandado y sus buenos antecedentes,
Su primer impulso fué denunciarla. Luego se arrepintió, por los escrúpulos de una caballerosidad absurda... Además, tendría que explicar su pasado á los jefes de Brest, que apenas le conocían. Estaba lejos aquel marino de Salónica que sabía comprender los errores pasionales. Quiso vigilar por sí mismo, y en la tarde se fué á tierra.
Porque no quiero casarme por cálculo; porque aunque quisiese casarme por cálculo, este cálculo de ahora estaría muy mal hecho, y, sobre todo, porque yo por nada del mundo he de aprovecharme de la caballerosidad generosa de ese hombre para cogerle la palabra y satisfacer mi vanidad y mi ambición, ya que amor no le tengo.
Y así era, en efecto: Currita había depositado en el Banco de España los 15.000 duros ganados a la lotería por Velarde, y escrito luego una carta a la madre de este, dándole el pésame por la heroica muerte de su hijo y lamentándose de aquel duelo a que su excesiva caballerosidad le había arrastrado.
Queréis emplearme por segunda vez como instrumento estúpido de vuestro espionaje. «El capitán Ferragut es un tonto enamorado os habéis dicho . No hay mas que hacer un llamamiento á su caballerosidad...» Y tú quieres vivir conmigo, tal vez acompañarme en los viajes, seguir mi existencia, para revelar mis secretos á tus compatriotas y que aparezca yo de nuevo como un traidor. ¡Ah, perra!...
Algo de esto me parece que indicó a mi amo, hablándole quedamente al oído, y D. Alonso debió de darle una lección de caballerosidad, porque le oí decir: «Somos prisioneros, Marcial; somos prisioneros». Lo peor del caso es que no divisábamos ningún barco. El Pince se había apartado de donde estaba; ninguna luz nos indicaba la presencia de un buque enemigo.
Dudo mucho que él te quiera como tú mereces, y si es como yo sospecho, le creeré un hombre indigno y le apartaré de ti cuanto pueda. Le saqué de la cárcel para probarte que procedo en estas cosas, como en todo, con buena fe y caballerosidad.
Ella misma hizo la lista de los convidados, y con gran disgusto del señor de Maurescamp, el nombre del señor de Lerne se hallaba también inscripto; conocíalo ella apenas, pero había oído hablar mucho de él, puesto que había dejado en la alta bohemia parisiense una reputación de amable compañero y de caballerosidad.
Palabra del Dia
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