United States or Togo ? Vote for the TOP Country of the Week !


¡Pero tonto, si todo fue por probarte...! El artillero, ¡valiente mico! Yo sólo te he querido a ti; pero a mamá no le parecía bien nuestro noviazgo, lo tenía por cosa de poca formalidad, y hube de obedecerla. ¿Y ahora? Ahora es otra cosa. No qué mosca le ha picado a mamá. Antes eras un títere, y ahora parece que te considera mejor. En esto debe bailar tu papá.

Después de entonarte, paso a recetarte el gran emético, medicina un poco fuerte y desagradable; pero que si la tomas con buena voluntad, ha de probarte maravillosamente con el tiempo y regenerarte por completo. ¿Cuál es la medicina? Pues que te cases con Juan Bou». Isidora hizo un movimiento de repeler cosa muy nauseabunda..., y puso una cara..., ¡Jesús, qué cara!

Dudo mucho que él te quiera como mereces, y si es como yo sospecho, le creeré un hombre indigno y le apartaré de ti cuanto pueda. Le saqué de la cárcel para probarte que procedo en estas cosas, como en todo, con buena fe y caballerosidad.

, , ese día quitando madre Pampa, y hermanitos... ¡Pampa no verles más! Bueno; si te he dicho que has de verles pronto... no llores así, que te pones muy fea... y después te he enseñado a leer, y a escribir y a contar: si no sabes bien todo esto, es que no eres muy despejada... Y para probarte que el niño te quiere, voy a regalarte una cosa. Súbitamente, la india dejó de gimotear.

Bien sabe Dios respondió Clara, que deseo desahogarme contigo, depositar en tu amistoso corazón el secreto de mi infortunio, confiártelo todo; pero yo misma no me comprendo sino de un modo imperfecto, y lo que de misma comprendo está tan enmarañado, que no encuentro palabras para explicártelo. Siento la razón y causa de todas mis acciones, y no las percibo bien para exponerlas. Quiero, no obstante, sincerarme y tratar de probarte que no es absurda mi conducta. Voy á ver si lo consigo. Yo he amado, yo amo aún á D. Carlos de Atienza. Yo detesto á D. Casimiro. Esto es verdad; pero mi amor por D. Carlos y mi odio á D. Casimiro no han tenido jamás la suficiente energía para hacerme arrostrar la cólera de mi madre, declarándole que amaba al uno y odiaba al otro. Así, pues, te aseguro que durante meses he estado resignada á sofocar en mi alma el naciente amor á D. Carlos y á casarme con D. Casimiro para ser una hija obediente. Hubiera yo preferido á todo ser esposa de Cristo; pero me consideraba indigna. Para ser mujer de D. Casimiro me sentía con fuerzas. Yo esperaba vencer mi fatal inclinación á D. Carlos, y, logrado esto, ser modelo de casadas: cuidar al achacoso D. Casimiro, y hasta quererle, imponiéndome como deber el cariño. Hallándome de esta suerte, nuevos y extraños sentimientos han combatido mi alma y han hecho que mi espíritu dude más de . Me he llenado de terror. En mi humildad, no me he creído digna ni de ser mujer de D. Casimiro. Me he espantado de mi flaqueza, de la perversidad de mis inclinaciones, y entonces he pensado en refugiarme en el claustro. Juzgándome menos digna que antes de ser esposa de Cristo, he pensado en la infinita bondad de aquel Soberano Señor, padre de las misericordias, y he comprendido que, aun siendo yo indigna de todo, podía acudir á