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Actualizado: 15 de mayo de 2025
1141 Mas cada uno ha de tirar en el yugo en que se vea; yo ya no busco peleas, las contiendas no me gustan, pero ni sombras me asustan ni bultos que se menean. 1142 La creia ya desollada, mas todavía falta el rabo, y por lo visto no acabo de salir de esta jarana; pues esto es lo que se llama remacharsele a uno el clavo.
Se apresuró a dejar la plazuela que cubría de sombra la parda catedral... huyó hacia las calles anchas, dejó la Encimada con sus resonantes aceras gastadas y estrechas, su triste soledad solemne, su hierba entre los guijarros, sus caserones ahumados, sus rejas de hierro encorvadas, y buscó la Colonia, saliendo por la plaza del Pan, la calle del Comercio y el Boulevard, de cuyos arbolillos caían hojas secas sobre anchas losas.
Además, la negativa del gigante parecía quebrantar su propia credulidad. ¿Sí pretenderían engañarle á él también los enviados oficialas?... Los buscó fuera de la Galería, volviendo con uno de ellos, que mostraba un rostro sombrío, vacilando mucho antes de contestar á sus preguntas.
Pero como aquel mismo arabista daba acerca de su situacion noticias equivocadas , se buscó en vano por muchos años lo que tanto se deseaba hallar.
Antes de leer, estaba seguro de que su padrastro había perecido entre las ruinas de aquella obra escandalosa, inaudita, hasta el punto de trastornar sus ideas de hombre autoritario y hacerle perder la fe en la perfección del orden social. Buscó en el papel los nombres de las víctimas. Eran muchos los heridos que agonizaban en los hospitales.
Ofrecía su mano con verdadera intención y creencia firme de hacer un bien. ¡Si el pobre no alcanzaba más; si era un zopenco; si ignoraba con quién hablaba...! Isidora buscó rápidamente las frases más convenientes, y al fin dijo: «Señor Bou, yo le agradezco a usted mucho su proposición; yo le aprecio a usted. Es usted una buena persona.
RAQUEL. Con un pintor llamado Gedeón Lourmail; un señor que expone en los Independientes mujeres azules y hombres verdes... TERESA. Por nada del mundo querría casarme con un artista. Busco un médico. ELSA. ¡Ay! ¡Qué mal haces...! ¡Los médicos son muy pillastres...! TERESA. Tomaré mis precauciones; tengo una amiga que se casó con un gran ginecólogo.
Nos encerramos en el cuarto de mi tío, aseguramos las puertas y don Benito, con una cara de pascuas, abriendo los brazos exclamó: Don Ramón... ¡apriete, amigo! y buscó a mi tío para abrazarlo. ¡Oh! don Benito... ¡qué desgracia! ¿Desgracia? ¿Me representa usted el hipócrita? Celebre usted, amigo, el más grande de los aniversarios de su vida...
San Pablo, huyendo de la persecución organizada en tiempo de Décio, se pasó de la Thebaida inferior al desierto, y aquellos lugares, no eran fáciles de estudiar para un artista a mediados del siglo XVII, suponiendo que se le ocurriese; pero él, con superior instinto, buscó un paraje solitario de imponente grandeza, acaso de lo más abrupto del Guadarrama, y allí, entre ingentes peñascos, a la entrada de una espelunca, colocó a los anacoretas en graves posturas, poseídos de unción y llenos de dignidad.
Y diciendo esto, sin atender a más razones, se echó como loco sobre ella, y tan de repente, que ella no pudo sustraerse a sus abrazos y a sus besos. Cinco o seis, que en el número no están de acuerdo los historiadores, le plantó en las frescas mejillas, que se pusieron rojas como la grana. Y no contento, le buscó la boca para besársela, y se la halló y se la besó.
Palabra del Dia
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