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Actualizado: 26 de junio de 2025
Reformar, lentamente, evitar las sacudidas de las innovaciones bruscas e impremeditadas conservar todo lo que no sea incompatible con las exigencias del espíritu moderno; he ahí el único programa posible para, los americanos.
Salones, piezas de aparato con vistas al mar, pero nada de interior agradable; nada de esas dulces comodidades de que tanto necesita la mujer. La pobre no sabe do guarecerse, viviendo allí como en una semitempestad continua, sufriendo á cada momento bruscas transiciones de temperatura.
Y lo mejor de La Puchera, lo verdaderamente incomparable, está en aquellos capítulos donde el Lebrato y su hijo intervienen, con su locuacidad el uno, con su timidez el otro, los dos con el mismo natural resignado y austero, sacudido por bruscas impaciencias en el joven, acrisolado por divina serenidad en el viejo.
Luego se instaló en París, por ser esta capital más de su gusto y poder encontrar en ella á numerosos compatriotas. La princesa Lubimoff trataba bien á esta parienta, pero su amistad sufría bruscas alteraciones, pasando por cariñosos entusiasmos y repentinos desvíos.
Tarlein, vamos a dar una vuelta por los jardines. Sarto cedió inmediatamente. Bajo sus bruscas maneras se ocultaba prodigioso tacto y también, como lo fui reconociendo más y más cada día, un profundo conocimiento del corazón humano. ¿Por qué se mostró tan poco exigente conmigo respecto de la Princesa?
Marcos Divès costeaba el muro, marchando por la nieve; su caballo, acostumbrado sin duda a aquel camino, relinchaba, alzando la cabeza y bajándola hasta el petral, con bruscas sacudidas. El contrabandista se volvía, de vez en cuando, para dirigir una mirada a la meseta de «El Encinar», que se hallaba enfrente. De improviso exclamó: ¡Ya se ven los cosacos!
El intrépido explorador que ha seguido su curso desde su nacimiento hasta la superficie menos accidentada del valle, ha visto, durante su largo descenso, en muchas partes peligroso, las más bruscas desigualdades del terreno, con sus inesperadas diferencias de inclinación: á los rellanos en donde el agua parece estancada, suceden repentinamente los precipicios perpendiculares donde el arroyo se arroja furioso; abismos, declives más ó menos rápidos, superficies horizontales, aparecen sin orden aparente á primera vista; y, sin embargo, cuando el geógrafo, sin hacer caso de detalles, calcula y traza sobre el papel la curva descrita por el arroyo desde la fuente situada en la región de los pastos hasta el valle frondoso, se ve que esta curva es de una regularidad casi perfecta.
Como el señor duque no se niega nunca por la mañana.... ¡F....! ¡malditos seáis! murmuró con horrible expresión de disgusto. Pero alzando la voz en seguida y adoptando las maneras campechanotas y bruscas que le eran peculiares, gritó: Que pasen, que pasen esos señores. Se presentaron Calderón, Urreta y otros dos banqueros no menos importantes y conocidos en Madrid.
Palabra del Dia
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