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Actualizado: 11 de mayo de 2025
Un enjambre de mueras y vivas salió tras el primero. ¡Mueran los curas! ¡Muera la tiranía! ¡Viva Cebre y nuestro diputado! ¡Viva la Soberanía Nacional! ¡Muera el marqués de Ulloa! Más enérgico, más intencionado, más claro que los restantes, brotó este grito: ¡Muera el ladrón faucioso Barbacana! Y el vocerío, unánime, repitió: ¡Mueraaaa!
La inspiración brotó en su mente. Su grande y vivaz ingenio le sugirió una idea, y con la idea estas palabras: «Pues he de curarte... Lo dijo Miquis, punto redondo». Isidora llenó el despacho con un suspiro. Era el quejido de su enfermedad, ya extendida y profunda. «Manos a la obra dijo Augusto con gran solemnidad . ¿Quieres que te cure? Responde ¿sí o no? Sí.
Haz por los hijos lo que en otros dias Hiciste por sus padres, cuando hendias Las esferas con ímpetu veloz, Para traer la centella salvadora Que de ese sol, que el universo adora, Brotó, y en tus pupilas puso Dios.
Ejecutó éste dos cuadros para el convento de Santa Inés, representando la Sacra Familia y el Espíritu Santo, otro para el altar mayor del Hospital establecido en la calle Colcheros, que se conservaba en 1836, y el magnífico retablo del Juicio final que existe en san Bernardo y del que dice un crítico «que es tal vez la más grandiosa obra que brotó de sus afamados pinceles.»
Filis, Elena Osorio, era la hija del representante Jerónimo Velázquez, y estaba casada desde 1576 con un tal Cristóbal Calderón, también comediante. Repentina pasión brotó entre ella y el gran enamorado y gran poeta. "No sé qué estrella propicia a los amantes reinaba entonces léese en La Dorotea , que apenas nos vimos y hablamos cuando quedamos rendidos el uno al otro."
Y poco a poco, de este abatimiento, del que muy contados humanos escaparían en idéntico caso, brotó como planta vigorosa la resignación, o más bien una indiferencia estoica y varonil nacida de la vergüenza de haber sentido miedo.
La música sublime de Rossini exaltó más y más la fantasía de Ana; una resolución de los nervios irritados brotó en aquel cerebro con fuerza de manía: como una alucinación de la voluntad. Vio, como si allí mismo estuviese, la imagen de su resolución, «sí... ella... ella, Ana a los pies del Magistral, como María a los pies de la Cruz.
Pero no de amor por ti, carcamal ... Por la buena persona que te acompaña, es posible. Y volviéndose hacia Herminia, el harapiento apoyó una mano negra en los labios y le envió un beso. Al mismo tiempo, de sus ojos, ocultos bajo unas espesas cejas, brotó una mirada luminosa. Y esta vez Herminia, roja de placer y latiéndole el corazón, adquirió la seguridad de que tenía delante á su marido.
A estas últimas palabras del Padre Ambrosio, no replicó Fray Miguel para contradecirlas ni mucho menos para manifestar que había quedado convencido y satisfecho. Su única contestación fue un sonido inarticulado que exhaló su pecho y que brotó de sus labios, de tan indefinible condición que podía dudarse de si era suspiro o refunfuño, bendición o maldición, muestra de gratitud o de queja.
Tal vez su mayor valer, su más substancial significado no está en ella misma, sino en el acento con que se pronunció, en el gesto fugitivo de que fué acompañada, en el mirar suave y rápido, en un relámpago instantáneo de los ojos, cuando la palabra brotó de los labios. En lo escrito no hay nada de esto.
Palabra del Dia
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